Cuanta verdad tiene la frase: "Las ideas tienen
consecuencias, tienen consecuencias para una cultura, para una nación". Y creo,
es una declaración acertada, realista y que no se puede esquivar. El solo hecho
de ser seres racionales nos ha puesto ya en el papel de proponer y apoyar o
rechazar ideas. Pero este hecho se acentúa en gran manera al considerar que el
llamado a Cristo tiene que ver con el entendimiento de las Escrituras santas.
Una Aclaración Previa
Esta aclaración
es tanto necesaria como sincera. No corresponde a un formalismo ni al intento
de esquivar el escarpado trayecto de identificar y asumir propuestas que de
hecho se sabe, no siempre irán en el mismo sentido de las de otros y pueden
provocar animadversión. Sin embargo es una indicación que guarda la esperanza
de no entorpecer el ya difícil y
sensible camino de la hermandad cristiana y el progreso conjunto del reino de
Dios en nuestra administración, en nuestra generación.
Así, las
posturas expuestas no pretenden ir contra los hombres como tal sino con sus ideas. Probablemente
algunos usen las mismas palabras para esquivar el problema, pero no es el caso
aquí. Entendiendo que existe una línea delgada entre señalar un pensamiento de
alguien sin que de alguna manera se señale a quien lo expresa, el afán
expresado en estas líneas nada tiene que ver con los proponentes como personas.
No se trata de calificar la conversión de ninguno ni de situarlos del lado de
la impiedad, no en todos los casos al menos. Muchos de estos hombres nadie dudaría en considerarlos como hermanos
y al diferir de sus posturas, se esperaría que ellos tampoco descalifiquen a
los demás, pero aclaro, que otros dan fuertes razones para dudar de su piedad.
Situados como
parte del cuerpo y sabiendo que en su infinita misericordia también Dios ha
dado de su Palabra y Espíritu a los creyentes en otras partes del mundo, es
necesario oír el clamor del cuerpo de boca de los que de muchas maneras nunca
alcanzarán ni las plataformas ni la influencia de otros, pero que sienten sobre
sus hombros su responsabilidad histórica en la Iglesia y quienes son cargados
en el corazón con el progreso de ella frente a este mundo.
Lo relevante
Ciertamente
ser relevante en medio de un mundo cuyas filas se han apretado en contra del
evangelio bíblico y que se esfuerza por destronar cualquier rastro de la Biblia
en los diferentes lugares, ha venido a ser una procura que ha tomado el primer
lugar en la agenda de muchas iglesias cristianas. Tal parece que, como lo
predijeron los que estudian las tendencias de las épocas, una de las cosas que
influirían en la década que vivimos sería el calvinismo. Este amable reconocimiento
es lo que al parecer, estamos siendo testigos de su cumplimiento.
Mi punto aquí
no es hondear la bandera de la irrelevancia ni de siquiera sugerir que
verdadero evangelio tenga necesariamente que ver con la elaboración de un
mensaje tosco, burdo, indiscernible, y que su gloria está precisamente en no
ser para nada relevante en la cultura de hoy. Anhelamos porque muchos oigan,
conozcan y vean las glorias del evangelio en toda su plenitud y extensión.
Deseamos que aun el mundo evangélico deje atrás la mediocridad doctrinal y la
obediencia a medio camino, lo que es constantemente observado alrededor.
Pero, aquí
está la situación. Si pudiésemos hacer un señalamiento, tendría que ser por una
casi nueva ideología de la relevancia a costa del antiguo fundamento de la fidelidad
bíblica. No es totalmente cierto que el calvinismo esté influyendo en el
pensamiento de hoy, más bien, creo que algo de calvinismo está influyendo en el
mundo de hoy, pero en mayor medida, el mundo de hoy, está influyendo en el
calvinismo. Queriendo ser relevantes, aun en cada subcultura, el calvinismo,
tal como lo vemos hoy, algo desligado de su historicidad, seguramente está más
cerca de convertirse en otra subcultura, una interesante propuesta entre otras
más.
"Queriendo ser relevantes, aun en cada subcultura, el calvinismo, tal como lo vemos hoy, algo desligado de su historicidad, seguramente está más cerca de convertirse en otra subcultura".
Y es que al centrar
los esfuerzos en procurar visibilidad, los amarres se han venido rompiendo de
manera que fidelidad ya no es lo que distinguirá ese calvinismo y de seguro el
prefijo de "Neo", es el que más le ajusta a su realidad. Además que el gran
barco, puede entrar a mares turbulentos sin un ancla que tal vez no le permita
volver y sea anegada en la irrelevancia, de la que pretendieron cuidarse.
Si es un
esfuerzo consciente o un descuido somnoliento, cada cual lo tendrá que revisar,
pero el fin es el mismo, la relevancia que pretende el Neocalvinismo, es una filosofía
hija de otras que se promulgan en el mundo y que expugna el calvinismo histórico
y corre en detrimento de la tan apreciada y siempre segura solidez doctrinal.
Cuando algo en
el mundo desea ser relevante, echa mano a distintas herramientas pragmáticas que
le hagan visible, importante y necesario. De esa manera, asegura un público al
llenar las expectativas que por naturaleza somos inclinados a aceptar para que
nos influyan. Si la gente está yendo por multitudes a algún lugar, algo debe
estar pasando allí. Si además hay grandes personalidades que promueven y
disfrutan del asunto, queda mejor respaldado. Estas coaliciones comunican al receptor
que las cosas se están globalizando y que es imposible que uno no entre en un
mundo cada vez más cercano a todos. Si se aseguran los medios de comunicación,
se asegura la promoción de cualquier cosa. Y claro, nunca, entiéndase, nunca,
la palabra absoluto o similares deben usarse porque al momento de cerrar las
dimensiones de alcance, el mundo plural y diverso (¿Tolerante?) se quedará por
fuera y la idea es ser relevante.
"Estas coaliciones comunican al receptor que las cosas se están globalizando y que es imposible que uno no entre en un mundo cada vez más cercano a todos".
¿No es esa la
manera en que el Neoclavinismo se ha organizado? Una de las credenciales que
primero mostrarán para afirmar la pertinencia de su labor son las multitudes
que alrededor de grandes personalidades evangélicas se pueden dar. Es un sensible
asunto porque el común de los cristianos
anhelamos que muchos sean influidos por el evangelio y es casi un sueño poderlo
ver. Pero la pregunta surge ¿Las personas allí aglomeradas están siendo atraídas
por lo que deben o alrededor de lo que les destella? Pero si no es solo una golondrina
llamando la lluvia, sino que es una coalición de personalidades influyentes que
reman hacia un mismo objetivo, es aún más convincente. Esta avalancha es intimidante y más aún cuando
de tornarse critico de esto, se le pone a usted en el lado de los que no desean
la unidad de la iglesia y bajo tal presión ¿Quién mueve un pie? Es decir, quien
se atreva a ser cuidadoso al respecto y señalar lo inconveniente, será tildado
de ortodoxo frío, inmaduro, doble moral o fariseísmo ¿Bajo estas cosas, qué cristiano
osaría ir en contra?
¿Unidad hacia dónde?
Para tener
esas grandes respuestas de ‘impacto’ y ‘relevancia’, la mayoría de estos movimientos
Neocalvinistas, han tenido que manejar muy prudentemente el asunto de los
absolutos y los acervos de interpretación histórica que poseen, porque levantar
la ‘barrera’ de una Confesión de fe histórica, estropearía el intento de
relevancia e influencia, según las conciben. Más bien, las grandes voces se aúnan
para animar a los cristianos a buscar la unidad ‘hacia abajo’ del estándar y no hacia donde las Escrituras nos señalan
que debemos buscarla.
Déjeme
explicarlo, una de las cosas de la que se alardea hoy es la manera que el
Neocalvinismo ha logrado aportar a la unidad de la iglesia como en ningún otro
momento. Los históricamente reservados calvinistas, están saliendo de sus ‘guetos’
para juntarse con otros por el evangelio. Grandes eventos se realizan donde
cada uno aporta para dicho fin y se demuestra al mundo que somos una gran
fuerza unida, que no estamos solos, que nos hemos hecho oír, que somos
relevantes. Pero, ¿Cómo ha sido posible? La fórmula es fácil, pragmática, llana:
buscar el mínimo común que nos identifique como cristianos y desechar lo demás
bajo el título de ‘secundario’. Así, nos unimos en lo fundamental y nos
toleramos en lo ‘secundario’.
La pedagogía,
que yo llamo, buscar la unidad hacia
abajo, viene cuando dejamos de levantar las ‘incomodas Confesiones de Fe’,
dialogamos hacia el mínimo común en doctrina, acordamos afirmarnos en lo más
básico y lo demás, evitémoslo como algo mortífero que no coopera con la unidad
de la Iglesia, porque ya sabemos, debemos procurar y ser solícitos en guardar
la unidad en el vínculo de la paz.
Como se puede
apreciar, esta es una pedagogía totalmente contraria a la que nos señala la Pablara
de Dios y contraria al lugar donde debemos buscarla. Solo una mirada
superficial de Efesios 4, nos puede testificar que la verdadera unidad no está
en despojarnos de la doctrina hasta lo más mínimo que podamos, y descender a la
estatura más básica que podamos sino que está en crecer hasta la estatura de la
plenitud de Cristo (Ef.4:11-16). Además que debemos temblar en llamarle
secundario y mucho más desechar como algo estorboso, cosas que igualmente están
reveladas en el mismo Libro de donde sacamos lo fundamental y que cuyas marcas
de ‘secundario’ (o de segundo o tercer nivel) son marcas de hombres y no del
mismo sentimiento bíblico, pues las Escrituras afirman que todas ellas son inspiradas y útiles para perfeccionar al hombre
de Dios y por ende la Iglesia.
"Ya no es la ortodoxia lo que somos llamados observar y conservar como el principio que matiza una correcta práctica y una ortopatía segura, sino que lo que debemos observar es cómo ser relevantes en este mundo, es trabajar, evangelizar, dejar, como nos dicen, el hielo ortodoxo y frío y correr hacia donde está la acción".
No es hacia abajo donde deberíamos buscar la
unidad ni la relevancia, es hacia arriba, es creciendo, dejando
lo infantil, es siguiendo la verdad en amor, es perseguir la edificación y
allí, arriba, donde hay más luz, más precisión, más estructura, es donde la
unidad se encuentra. ¿Totalmente en el sentido opuesto que nos señala el
Neocalvimosmo verdad? ¿No será que se está confundiendo el mínimo común que una
persona debe creer para su justificación y lo mínimo razonable y fiel que una iglesia
necesita para llamarse bíblica? Que no se piense que estamos hablando de lo
mismo, porque si lo aunamos sin discriminación, la gran mayoría de la Biblia
pasaría ser un registro irrelevante para cualquier cristiano hoy y solo los
aspectos directamente relacionados con soteriología pudieran ser preservados.
Y es aquí
donde la relevancia ha venido a erigirse en detrimento de la fidelidad. Ya no
es la ortodoxia lo que somos llamados observar y conservar como el principio
que matiza una correcta práctica y una ortopatía segura, sino que lo que
debemos observar es cómo ser relevantes en este mundo, es trabajar,
evangelizar, dejar, como nos dicen, el hielo ortodoxo y frío y correr hacia
donde está la acción. Como lo ve, son terrenos peligrosos para el alma y la
mejor manera de diluir lo que pretendía ser el fundamento sólido en que las
personas que buscaban la verdad, estaban fundamentándose, resultó ser el mismo
plato que se les pretendía reemplazar, pero ahora quien lo sirve es distinto.
Estamos
sintiendo el quebradizo piso de continuismo de nuevo, de la no suficiencia de
las Escrituras en las cosas más grandes y pequeñas, del emocionalismo, del amor
por la música del mundo y sus expresiones culturales para adorar a Dios, de reevaluar
la ley moral y su pertinencia. Observe que entre más sigamos bajando el estándar,
el asunto no se vuelve más relevante sino el viejo y conocido evangelio distorsionado.
Estamos abonando diligentemente el terreno para que ‘Solo Cristo’ sea una frase
que excluya las demás doctrinas de la fe bíblica y no un estandarte que
promueva que en Cristo están incluidas todas las cosas que glorifican a Dios y
son el bien de su pueblo, es decir, un Solo Cristo inclusivo. Estamos viendo
que lo que está influyendo en esta década son unas doctrinas de la gracia
desligadas de su necesaria implicación que nos llevará a un cuerpo amorfo de soteriología
reformada y santificación y eclesiología carismática (O mundana).
Y si las cosas
no se detienen a tiempo o se reevalúan, caeremos en el más craso subjetivismo
que raya en el relativismo crudo que se opone totalmente a la sana doctrina. No
es una exageración. Deseo que piense en la expresión de uno de los representantes
del Neocalvinismo cuando hablando de la unidad (hacia abajo), se le preguntó por qué seguía siendo Bautista Reformado.
Él respondió que aunque todos estaban en lo cierto, era algo honesto consigo mismo
y que su conciencia no le permitía pensar distinto. ¿Lo notó? No hay principios
objetivos, él cree lo que cree porque así lo concibe. Si ese deslizadero no
lleva al subjetivismo relativista ¿A dónde desembocará?
Creemos que la
relevancia no está prohibida, pero deseamos que sea una consecuencia y no una filosofía.
Deseamos ser fieles como filosofía y no fieles por consecuencia. Eso es seguir invirtiendo
las cosas. Si bien, no dudaríamos llamar hermano a una persona que de evidencia
de su piedad después de haberse arrepentido y creído en Cristo, aunque su práctica
de santificación y su eclesiología no sean las mejores, nuestro amor nos lleva
a hacer lo que hizo Pablo con los corintios: no dejarlos en ese estado, sino
procurar su reforma. Déjeme explicarlo, cuando Pablo, llamó a los corintos,
santos aun en medio de prácticas pecaminosas, no se limitó a bajar su estándar y
buscar el mínimo común para llamarlos hermanos, sino que les exhortó a reformarlo
todo (someter las cosas bajo el señoría de Cristo y su Palabra). Mírese muy
bien, no solo los llamó a las doctrinas más básicas y fundamentales, o solo a
las doctrinas de la gracia, sino que habló hasta de la cena del Señor, dones,
el papel de la mujer en la iglesia y segunda venida de Cristo. El asunto de
llamar ‘santos’ a los corintios no es para que bajo una superficial aplicación concluyamos
que no importa la estatura de nuestros hermanos, sigamos bajando el estándar y
caminemos hacia la unidad, sino que basados en su justificación nos animemos a
procurar su reforma, lo que redundará en una verdadera unidad y no a una superficial
que menoscaba la verdad.
"Creemos que la relevancia no está prohibida, pero deseamos que sea una consecuencia y no una filosofía".
Mientras que
avanzamos en estos modestos esfuerzos llamando al discernimiento, lo hacemos
esperanzados en aunarnos en la verdad y no a costa de ella. De procurar la
verdadera reforma y no solo una soteriología bíblica. Si comparte el amor y
celo por la verdad, como cargados por la encomienda de guardar el buen depósito,
debemos recordar que la voluntad de Dios está expresada en todas las Escrituras,
que compete a todas las áreas de la vida incluyendo la santificación, la
adoración pública y privada y la eclesiología y muchas otras cosas más. Y que
ser reformado, no es la aceptación somera de cinco puntos sino de un compromiso
confesional que empezó con fidelidad mucho antes que viniéramos nosotros y
claro está, mucho antes del Neo calvinismo.
P. Jorge E. Castañeda D.
Para más
información de lo que es el Neo calvinismo, sus enseñanzas, sus representantes
y las implicaciones de sus filosofías, puede consultar los siguientes enlaces:
LA UNIÓN DEL
CALVINISMO CON LA MUNDANALIDAD:
NEO
CALVINISMO:
CARACTERÍSTICAS
DEL NEO CALVINISMO:
LOS NEO
CALVINISTAS (1):
LOS NEO
CALVINISTAS (2) Y LA COALICIÓN EVANGÉLICA:
COMPRENDIENDO
LO DETESTABLE DE LA HOMOSEXUALIDAD DESDE LA CONFESIÓN DE SAM ALLBERRY:
¿LA COALICIÓN
EVANGÉLICA CREE EN LO DETESTABLE DE LA HOMOSEXUALIDAD?
EL MONSTRUO
QUE HEMOS CREADO: CONCILIOS, DENOMINACIONES Y CELEBRIDADES:
UN PÚLPITO NO
ES UNA PLATAFORMA:
¿ES NECESARIA
UNA NUEVA REFORMA?
CUANDO LA
RELEVANCIA EMPEZÓ A MINAR LA FIDELIDAD:
AVAL:
APOYO
REFORMADO A GRAHAM:
Hermano que importante reflexión, me anima a seguir adelante buscando siempre como siervo la gloria de Dios apegado a la sola escritura.
ResponderEliminarGracias. Bendiciones
Seguramente es nuestro único fundamento, no hay otro en el que apoyemos nuestros ministerios y vidas.
ResponderEliminarGracias por pasar por aquí.
Excelente pastor.
ResponderEliminar