Ahora deseamos
mirar en términos generales, aquellas posturas proféticas escatológicas que sitúan
la segunda venida de Cristo después del milenio. Dichas interpretaciones se
conocen como Postmilenarismo propiamente, y el Amilenarismo. Si hay otra característica
que las identifique es que su interpretación del milenio no es la de un periodo
de mil años literales sino a un periodo de tiempo determinado hasta la segunda
venida de Cristo. Para el Postmilenial, la presente era desembocará en la era
del milenio a medida que más personas vayan llegando al evangelio en la
historia.
Sin embargo,
el Postmilenarismo se aparta de los demás sistemas de interpretación escatológica
en sus expectativas futuras para el mundo actual. Mientras las demás posturas
afirman que el mundo se mueve hacia el declive moral, social y por supuesto,
religioso, el Postmilenarismo afirma que los planes de Dios tienen que ver con
una reconstrucción paulatina de todos los aspectos de la existencia humana,
a través del Evangelio, hasta llegar a
una cristianización del mundo y una era sin precedentes de paz y bienestar
mundiales, finalizada la cual, Cristo vendrá por segunda vez, a un mundo
generalmente cristianizado, a derrocar definitivamente el mal y el pecado.
Esta interpretación,
según ellos mismos, no es simplemente una postura escatológica meramente ni una
interpretación del milenio, sino que tiene que ver con la interpretación Bíblica
de todas las cosas, de un acercamiento distinto a la vida en esta tierra y en
general, una manera distinta de ver la vida y profesión cristiana. Esta idea
que todo se está moviendo paso a paso a una aceptación en general del
cristianismo y sus principios, ha dado para que puedan calificar las demás
posturas escatológicas como pesimistas
o derrotistas, ya que todas entienden
que la segunda venida de Cristo será antecedida por elementos en deterioro.
Obviamente ellos
tienen sus maneras de interpretar los pasajes que denotan los eventos catastróficos
y malos narrados en Mateo 24 y algunas cartas tanto Paulinas como universales.
Muchas de estas cosas ellos las dejan como cumplidas en el primer siglo y como
manifestaciones aisladas en el desarrollo de la historia, es decir,
manifestaciones limitadas y aisladas de maldad, pero que nunca tenían la
intención de señalar el deterioro universal de las cosas mientras la iglesia avanza
en su labor. Dicha labor eclesiástica, por el contrario, va a ser marcada por
el progreso, la dominación evangélica del mundo, el encausamiento moral del
mundo por medio de la ley de Dios aplicada a todas las esferas de la existencia
humana, y la salvación de la mayoría de las personas.
Sin embargo, no
solo por la manera de pasar por alto la perspectiva profética de los discursos
del Señor Jesús y las alusiones universales de las ultimas cosas de parte de los
apóstoles, sino porque su interpretación
tiene que justificar cómo el reino de las tinieblas se convierte en el
reino de la luz, este sistema es más un ideal que una descripción bíblica real
y por supuesto, una negación a las realidades que vivimos cada día y que progresan
hacia el mal. Tampoco es necesario calificar los demás sistemas como
pesimistas, solo porque el curso del mundo actual y temporal con sus estructuras
sociales, culturales, políticas y religiosas es malo. La verdad es que no puede
haber más victoria para la causa del Reino de Dios que cuando el reino de Dios
avanza en los corazones de muchos por el evangelio, haciendo una diferencia
radical entre el reino de Dios y el reino de Satanás, entre las tinieblas y la
luz, emulando las palabras de su Maestro quien dijo que su reino no era de este
mundo, de quien esperamos un cielo nuevo y una nueva Tierra.
P. Jorge Castañeda
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