Por Jorge E. Castañeda D
Ciertamente la “democratización” y la masificación de la información ha traído innumerables beneficios que antes no teníamos. Hoy día, cada individuo puede hacer parte de toda una cadena de información, cuando no, es el autor de dicha cadena. Esto ha servido por supuesto para esparcir información verídica y ha traído también las ‘Fake News’, o noticias falsas o imprecisas. Es el mundo de hoy y ya no podemos afirmar que si está escrito, es que debe ser cierto.
Ciertamente la “democratización” y la masificación de la información ha traído innumerables beneficios que antes no teníamos. Hoy día, cada individuo puede hacer parte de toda una cadena de información, cuando no, es el autor de dicha cadena. Esto ha servido por supuesto para esparcir información verídica y ha traído también las ‘Fake News’, o noticias falsas o imprecisas. Es el mundo de hoy y ya no podemos afirmar que si está escrito, es que debe ser cierto.
En el mundo cristiano y reformado ha pasado exactamente igual, y
aunque quisiéramos que, al tener un solo Tomo de base para nuestras opiniones y
conclusiones, cada vez coincidiéramos más entre los hijos de Dios,
lamentablemente estamos viendo la segregación del cristianismo, la dispersión
del pensamiento de la iglesia, la desunificación de lo que aparentemente
teníamos en común doctrinalmente, y esto gracias a que los individuos, al verse
inmersos en tanta información, y al concederle crédito a todo lo que se rotula
como cristiano, histórico o reformado, se han vuelto sus propios teólogos y
pastores, aportando, lamentablemente, más a la desinformación bíblica que a su
aprendizaje correcto, lejos de los básicos parámetros de interpretación bíblica
piadosa.
El asunto es peculiar, toda vez que usted ve cómo los creyentes
hoy forman su teología y práctica. Un poco de allí, un poco de allá, todo y
nada a la vez. Paginas abundan que reclaman respetar la herencia cristiana,
pero lamentablemente cooperan más con la desinformación y la imprecisión
doctrinal. La mezcolanza es a tal grado que se aprecia una especie de
ecumenismo online sin precedentes, donde el carismático cuidadoso, el cantante
pop reformado, el teólogo liberal, el arminiano, el molinista, el
reconstruccionista y una que otra secta, aportan para la cosmovisión del
cristiano de hoy que se contenta con ver la fotografía del hombre del pasado
que le es familiar. Los creyentes expuestos a las redes de forma
indiscriminada, construyen su teología sistemática de las frases preferidas de
quienes quieren citar, y omiten, por supuesto, lo que no desean que entre a
ella. Así, miles de cristianos hoy se reunirán con sus iglesias a adorar y a
trabajar para la extensión del evangelio, pero ¿Bajo qué unidad? ¿Bajo qué
mente? ¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?
Al final, es el individuo, a monto personal, particular y muy
subjetivo, el que está al mando de construir su propia teología,
arbitrariamente, convenientemente, aisladamente. Es fácil hacerlo y se hace
dese casa, solo hay que pasar un tiempo en internet para sacar la frase del
teólogo que hoy me conviene, frase descontextualizada generalmente, aunque
mañana tenga que silenciarlo si no me conviene otra frase suya. La gente hoy
aprende de los modelos de internet, de las grandes plataformas que han
menoscabado la palabra de Dios para esta generación, adoptan el pragmatismo,
modelos y metas mundanas, la adoración mundana, el menosprecio por sus iglesias
y pastores locales, se pastorean ellos mismos a través de sus clips favoritos,
y vuelven a su iglesia a mostrar su inconformismo por aquello que no encuentran
en sus iglesias reales, con sus desafíos inherentes y bajo pastorados que no se
limitan a dar sermones generales e inofensivos sino que explican y aplican con
poder las Escrituras a las conciencias de las personas, cosas que los teólogos
por internet jamás pueden hacer.
Sin duda que es tal la ambigüedad que se maneja que no es raro
concluir, a la luz de lo que se ve hoy, que tal reformador fue el que cristiano
que más respetó el "quédate en casa" en
su tiempo, aunque nada (para sorpresa nuestra) se diga que estuvo dispuesto a
morir por causa del evangelio, se llegue a pensar que el otro teólogo apoyaba
las organizaciones paraeclesiales aunque sea un anacronismo estilo Fake News,
que tal o cual predicador o puritano apoyaría la adoración mundana (sin hacer
referencia a su férreos conceptos del principio regulador), que ningún hombre
piadoso del pasado, para sorpresa nuestra, creía en la observancia fiel del día
del Señor, que las esposas de todos ellos abandonaron sus hogares para
desarrollarse como mujeres y que todas formaron una organización de mujeres
predicadoras, y que ninguno de ellos, se pronunció con vehemencia contra la
mundanalidad de las iglesias, y las corrupciones de su época.
Todo esto gracias
a la desinformación de ministerios que editan la verdad histórica para
nosotros, que muestran solo una cara de nuestra herencia reformada, ministerios
que no son claros en develar dónde están sus verdaderos intereses y que solo
usan la herencia reformada para catapultarse en un contexto que debería ser más
cuidadoso con las personas a quienes les presta su oído, que no honran las
iglesias locales, que desvían la herencia que Dios trabajó para darnos a esta
generación.
Lo más delicado es el manejo arbitrario que hoy se le ha dado a
la Biblia a través del internet. Temas y versículos favoritos, que se postean
solo para apoyar un punto, sin cuidado de respetar que en otra parte de la
Escritura «también está escrito». La falta de conocimiento, pero a su vez la
promoción de este y la masificación de este mal a través de organizaciones de
internet, sigue alejando que el pueblo de Dios se vuelva a las Escrituras de
verdad y aprenda de ellas lo que es la iglesia y la adoración, la edificación
de los santos y el evangelismo verdadero en un contexto de santidad bajo el
poder del Espíritu Santo.
Quizás usted considere estas
palabras, y si cumplieron su cometido, preferirá empezar a salir de esas
cadenas de desinformación y error que ayudamos a alimentar en las redes
sociales y que en muchos casos, nos alejan de darnos fielmente al estudio de la
Palabra y a la indagación de nuestro legado doctrinal, se dará cuenta cuánto
hemos corrido lejos de lo que Dios nos regaló por su gracia y de lo que
verdaderamente los hombres de Dios tenían en su alma cuando dijeron las frases
o hicieron las cosas que hoy usamos sin ningún reparo de forma conveniente.
Muy apropiado y oportuno su comentario hermano Pastor Jorge E. Castañeda, en estos tiempos en que vivimos. Gracias por su lucidez y que Dios le siga uando fielmente para la edificación del cuerpo de Cristo, el verdaderamente comprometido con la causa del Señor, donde quiera que se encuentre. Aliosha Mtnez desde Pinar del Río, Cuba.
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