martes, 17 de julio de 2018

SINÉCDOQUE REFORMADA


Más allá de la Reforma soteriológica
Por J.E. Castañeda

La sinécdoque es un recurso que, en literatura, se usa para designar el todo por la parte o la parte por el todo. Así, el “pan nuestro de cada día” es una expresión (la parte) que señala hacia todas nuestras necesidades temporales y físicas (el todo). Como también la “lengua” como un mundo de maldad (la parte), está señalando por supuesto a todo el hombre pecador que no tiene dominio, porque sabemos que la lengua en ´si mismo no actúa sola.

¿Qué queremos decir con sinécdoque reformada? Con aquella tendencia común a identificar todo lo que es ser reformado y lo que implica ser reformado con su soteriología solamente. Es muy común ver que la mayoría de individuos de confesión reformada en nuestros países latinoamericanos asocian inmediatamente la palabra “Reforma”, con las doctrinas de la gracia o las llamadas “cinco solas”. Y es que históricamente, hasta donde podemos dar fe, la reforma que llegó nuestros países del sur del continente, ha sido una reforma principalmente, por no decir que en la mayoría de los casos únicamente, soteriológica. Ha sido parte de nuestra tradición reformada suramericana, confesarse reformado al aceptar y proclamar la soberanía de Dios en la Salvación, las doctrinas de la depravación total, la elección incondicional, la redención particular, el llamado irresistible y la perseverancia final y de proclamar la primacía y unicidad de las Escrituras, la gracia, la fe, Cristo y la gloria de Dios y dejar a nuestras propias conclusiones o deducciones, el resto del cuerpo doctrinal.

Lamentablemente así, por el motivo que esto haya ocurrido, gran parte de la herencia reformada ha quedado por fuera de nuestro alcance o conocimiento. Por años la reforma en nuestras tierras ha adolecido de varios elementos indispensables para afirmarnos en un cuerpo sólido de doctrina bíblica. Seguramente la mayoría de hoy confesos reformados no asocian reforma con eclesiología incluyendo un entendimiento claro de los sacramentos, ni con la teología de los pactos, ni con la adoración publica y el día de reposo, ni cuantas más cosas las Confesiones de fe, de manera sucinta pero profunda, expresaron como su entendimiento de los distintivos reformados. Ni siquiera se puede afirmar que hemos sabido implicar correctamente el único tema de reforma que hemos adoptado, la soteriología. Lo digo porque al menos, de haberlo implicado, tendríamos más iglesias procurando la santidad y la renuncia al mundo y no ayudando al establecimiento de principios y practicas poco piadosas en lo personal y hasta en la adoración a Dios.

Este fenómeno que ya es una realidad en nuestro contexto, ha dejado cientos de iglesias hibridas, con una soteriología más o menos reformada, pero con una iglesia de principios normativos más que regulados, con una iglesia más contextualizada al mundo que separada y bíblica, con iglesias débiles como iglesias. Para colmo de males, grandes ministerios se han agrupado para promover las doctrinas de la reforma, ahondando el problema porque se han unido en el común denominador soteriológico más bajo que han podido encontrar. Bajo estos términos, mientras no exista una estructura de todo el cuerpo doctrinal de la fe, de todo el consejo de Dios, el entendimiento de la reforma que podamos tener, caerá en un lote baldío y seguiremos acumulando conocimientos inconexos que caerán en la irrelevancia y resultarán adaptándose al cuerpo de doctrina que nos es más familiar en Latinoamérica.

Se han empezado a hacer loables intentos de pequeños grupos por mostrar la estructura reformada histórica, hemos empezado a observar un interés por eclesiología reformada, adoración regulada, doctrina de los pactos, la implicación de las “Solas”, una cristología más comprensiva, un renovado interés por el entendimiento de la ley moral y otros puntos. Sobre todo, se empiezan a apreciar iglesias locales estructuradas en un conocimiento armónico de las doctrinas Bíblicas donde, sin duda, la reforma va a tener su verdadera expresión y donde las doctrinas van a ser retenidas y pasadas a la próxima generación. Esperamos en el Señor que como un avance de la reforma en Latinoamérica, dejemos la sinécdoque reformada y avancemos a todo el consejo de Dios.

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