sábado, 28 de octubre de 2017

MÚSICA - ¡QUÉ DOLOR DE CABEZA!

Hace algún tiempo leí en un libro que, si usted quería prender el fuego de la polémica en una reunión de cristianos, solo bastaba con decir la palabra “Predestinación”. Sin embargo, hace unos días pude comprobar que hoy existe una más explosiva: ¡Música! Los días han cambiado y los temas de los cristianos también. Sin duda que se aprecia que la música ha venido a ser un ídolo en la iglesia moderna, pues usted puede hablar lo que quiera en doctrina, y hasta se le recomienda no ser dogmático en ella aunque con el derecho de creer lo que quiera, en pro de la unidad y amor, pero jamás, escúchese, jamás puede hablar de la música contemporánea cristiana porque estará atentando gravemente las estructuras del cristianismo actual.

En respuesta a la opinión común entre cristianos que afirma que, si bien la Escritura es suficiente para darnos el conocimiento salvador de Dios y para la fe y la vida, en el aspecto de la música tenemos que asumir un relativismo escritural, intelectual y hasta moral, queremos proveer una selección de perlas que servirán de ayuda para entender la música y la Palabra de Dios, aunque no en la profundidad que el tema merece y que de seguro existe buen material. En un mundo sensual, con sus expresiones carnales y mundanas, la iglesia debe madurar en discernir lo que es agradable al Señor y salir del relativismo en cuanto a sus conceptos generales de la música, ya sea en su concepto de lo que es buena o mala música, sino en la que se usa para adorar a Dios o transmitir un mensaje bíblico. Debemos dejar el miedo de implicar aquello de 15No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo’ (1 Jn.2:15-16), y de implicarlo en el área musical.

De otro lado, hemos de considerar la idolatría de la música y sus músicos. Usted puede diferir de un teólogo, hasta de un padre de la iglesia o de un reformador, pero jamás decir algo de un “líder de alabanza” o “musico cristiano”, eso le meterá en graves problemas. Lo que indica el grado de idolatría que esta generación tiene de su música cristiana, cuando se le puede llamar así. Es menester advertir que, del lado de la reforma, si bien no se ha caído completamente del lado de la mundanalidad exagerada (aunque sí hay casos), lo que tenemos hoy es una versión suavizada de la adoración carismática, una mundanalidad “rosa”, un estilo de adoración pop, o adoración estilo Rock moderado, sin contar algunas expresiones musicales usadas para dar mensajes cristianos que han nacido de las calles drogadas de las naciones y que hoy se aplauden como expresiones legitimas, por algunos reformados.

Por supuesto que estas perlas aquí relacionadas, no son la únicas, son sencillas, pero son basadas en las Escrituras y presentadas de forma razonable, apelando en otras instancias a los dictados de la gracia común. No nos queda más que recomendar el libro: El Rock Invade la Iglesia de John Blanchard, el seminario El Lenguaje dela música de Frank Garlock (Aunque no estemos de acuerdo con todas sus conclusiones). Entre estas perlas existen citas de otros autores, pero no relacionaré sus nombres debido a que, arrastrados por la corriente, hoy se han movido de su postra pasada y que consideramos bíblica. Aquí las perlas:

LA MÚSICA ES UN LENGUAJE
Todo lenguaje tiene un contexto. Así es como sabemos también que la música es un lenguaje: tiene contexto. ¿Cómo? Si tomamos un sonido equivocado y lo ponemos en un lugar equivocado, lo tenemos fuera de contexto, y mucho de lo que se estudia en las escuelas de música es cómo armar ese contexto. Saber qué es lo que cabe en ese contexto. Queremos usar como base la Palabra de Dios y una de las primeras cosas que descubrimos viene de 1ª de Corintios 14:7: ‘Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?’.

Ahí el apóstol Pablo, hablando del lenguaje (¿saben que los capítulos 12 al 14 de 1ª de Corintios tienen que ver con lenguaje?), él corrige los abusos de la iglesia de Corinto y usa como ilustración la música, en el capítulo 14. Y cuando llega al versículo 7, dice Pablo está diciendo: “miren, se trata de un lenguaje”. Después, en el versículo 8, continúa y dice: si la trompeta da un sonido incierto, cómo vas a saber lo que debes hacer, si vas a ir a pelear, si te están llamando a levantarte en la mañana…”, ¿Cómo vas a saber si no conoces el lenguaje? Y aún en este pasaje donde muchas veces hemos pensado que se refiere a la letra en la mayoría de los casos, se está refiriendo a la música misma y dice: “si diere un sonido incierto”, o sea que, si no conoces el lenguaje, ¿cómo vas a saber lo que debes hacer?

MÚSICA Y MORALIDAD
Seguro que han oído a quienes dicen: “la música es amoral”. A veces también dicen: “no moral” o “neutral”. Todos estos términos significan básicamente lo mismo. En esta afirmación hay varias cosas implícitas. Primero, están diciendo que no existe música buena o música mala; eso quiere decir que no hay principios en ella. ¡Eso no es cierto! ¡Yo hice mis estudios en la Escuela de Música Eastman y también estudios de post- grado! Yo no tuve ni un solo maestro allí -y eran hombres inconversos- que creyera que la música era amoral. Estas son ideas totalmente nuevas, ninguna generación -si nos remontamos a la historia- jamás ha creído que la música haya sido amoral, hasta ahora.

Y creo que la razón básica es M.C.C. (Música Cristiana Contemporánea). Hablaremos mucho de M.C.C. y cómo esta gente quiere usar toda clase de distintos estilos y dicen que lo único que importa es la letra, y están diciendo que la música es amoral o neutral, o no moral. Incluso, tuve maestros en Música Clásica en la Escuela Eastman, uno de ellos Wim Barlow, y estén hombre escribió libros para aclarar esto. Howard Hanson fue el director de la Escuela de Música Eastman por casi 50 años, un músico de renombre internacional. Compuso óperas y sinfonías y en uno de sus mejores libros dice: “la música puede ser filosófica u orgiástica”, o sea que te puede elevar intelectualmente, filosóficamente o puede ser sensual. Incluso usa el término “orgiástica”. El dijo: la música tiene fuerza para mal, lo mismo que para el bien.

El entendía que la música puede ser buena o mala, según se componga o se ejecute. Esto es lo que todos han creído a través de los siglos. Sólo nuestra generación no lo acepta. Y esto nos conduce a un enigma, un rompecabezas. Pero la historia lo corrobora: conforme el hombre se vuelve más intelectual y culto en la sociedad, más desarrollado industrialmente, ¿qué ha sucedido con la moralidad? Se deteriora siempre. Miren Roma, cayó o se perdió porque perdieron el rumbo moralmente. Grecia, lo mismo; Egipto, lo mismo. Estados Unidos de América, nuestro país, en la medida que ha desarrollado increíblemente la computación y las comunicaciones y toda clase de tecnología, ¿qué ha sucedido con nuestra moralidad?

[…] Observen aquí particularmente ustedes los padres, que necesitan tomar nota de esto. Alan Bloom dice: “la televisión, en comparación con la música, juega un papel comparativamente pequeño en la formación del carácter y los gustos”. Recuerden que éste es un maestro de Pensamiento Social en la Universidad de Chicago; no es un predicador y no está menospreciando los efectos de la televisión, pero dice que si la comparas con la música puedes desarrollar el carácter y los gustos de los jóvenes en el sentido correcto.

Dice: “no se preocupen exclusivamente de la televisión; fíjense en la música que están escuchando, porque tendrá un efecto aún mayor”. Y luego habla muy específicamente en su libro, con mucha claridad, que la música rock apela a un solo factor: la apelación barbárica al deseo sexual. Él abiertamente reconoce -como casi todos en el campo del rock secular- que su música es la música de la sensualidad, sólo que ellos no le ven nada de malo a eso. Pero nosotros, como cristianos, sí debemos verlo. Luego continúa y dice: “los jóvenes saben esto, pero sus padres no”. ¡La juventud sabe esto, pero sus padres están engañados!

Me gusta otro libro, cuyo título es “Matándonos de deleites”, de Neil Postman, maestro de Artes y Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Nueva York. Quiero que vean su trasfondo, pienso que pudiera tener un trasfondo cristiano, aunque él no lo es. Lo citaremos varias veces en el seminario, él dice: “sostener que la tecnología” (o la música, en este caso) “es neutral o no moral es una ridiculez”. No podía haberlo dicho yo mejor que él mismo. Lo que está diciendo es que el medio es el mensaje; no se puede separar el mensaje del medio con que se transmite, y lo citaremos varias veces para demostrar que eso es así. No se pueden separar eso: la manera de decir algo determina lo que significa.

LA MÚSICA AFECTA EL CARÁCTER
Hay un libro muy interesante, escrito por un inglés que se llama David Tame; este hombre es escritor secular, pero entiende principios cristianos. Ha escrito un libro que se llama “El poder secreto de la música”. Menciono esto porque particularmente tantas personas me preguntan: “Usted se opone a la música rock, a algunos de los compositores y a su estilo de vida ¿Y qué de Beethoven y Mozart y Haydn? Muchos de ellos no eran cristianos y no vivieron como debían y usted acepta la música de ellos. ¿Por qué?”. David Tame da la mejor respuesta que yo haya visto. En su libro él analiza todo el trasfondo y dice: “el concepto de que la música afecta el carácter fue la gran fuerza que inspiró la vida de los grandes compositores y es que todos los compositores del pasado, aun cuando no hayan sido todo lo que debían en su vida personal, buscaban ayudar a las personas con su música y por eso pasaron años estudiando la buena música”.

Alguien podría preguntar neciamente: “Usted dice que la música tiene cualidad moral, ¿no?”.  “Dígame cuál nota del piano es mala y yo la quito”.  A esto respondo: “Seamos razonables, hay diferentes maneras de comunicar y la música es sólo una de esas maneras. Si usted compara la música con las otras formas le ayudará a entender lo que estamos diciendo acerca de la música. Por ejemplo, en el campo del lenguaje. El lenguaje se compone de palabras: comunicamos por medio de palabras y las palabras se forman con letras individuales. Permítame una pregunta: ¿cuál letra del alfabeto es mala? ¿Qué le parece la letra A? Es mala. ¿Y la B? Ah, ¡ésa es muy mala! No, ninguna es mala”. ¿Eso significa que no puedes tener palabras sucias y blasfemas? ¡Claro que puedes!, porque aun cuando las letras individuales son neutrales, una vez que las empiezas a combinar tienes palabras, tienes cualidad moral, puedes tener lenguaje bueno o lenguaje malo, dependiendo de cómo las combinas y cómo las dices”.

[…] Cuando yo hace años tocaba en una orquesta sinfónica, tocábamos por ejemplo la Novena Sinfonía de Beethoven y algunos de los músicos decían: “qué maravillosa experiencia espiritual”. ¡No! Eso es elevador, pero no espiritual. Porque la espiritualidad viene solamente por el Señor Jesucristo y Su Palabra, no viene por medio de la música. Pero todos los compositores del pasado han reconocido el enorme poder de la música. David Tame, en su libro, cita a Aristóteles, quien dijo que si uno escucha música mala tiende a ser una persona mala; si uno escucha una música buena tiende a ser una persona buena.

¿Ven ustedes? A través de los siglos los hombres han pensado así. Aristóteles creía esto. Pitágoras también lo creía. Podemos nombrar a un sin fin de hombres del pasado que sí entienden que la música sí afecta el carácter. De nuevo, lo que estamos diciendo es: Efesios 5:10: “comprobando lo que es agradable al Señor”.

Wayne Barlow fue mi maestro en la Escuela Superior de Música Eastman; un erudito, un músico muy respetado. Él dijo, en uno de sus libros: “el significado de la música es la música misma, no la letra”. Y luego continúa y dice: “se entiende aún mejor que el lenguaje mismo”. Y es que las palabras pueden ser muy confusas, porque tienes que tomar el contexto para entender su significado.

MÚSICA ROCK Y PRINCIPIOS CRISTIANOS
Tienes que violar todos los principios de la buena música para poder disfrutar del rock. Tomemos simplemente lo que se refiere al volumen, olvida todo lo demás. ¡Casi tienes que ser un sadomasoquista! Porque Dios hizo tus oídos para resistir cierto volumen, como veremos más adelante, en la Quinta Sesión. Incluso, si empiezas con 115 decibeles de sonido no debes oírlo por más de 15 minutos y por cada 5 decibeles que aumente el volumen, el tiempo debe ser reducido a la mitad: a 120 decibeles debes escuchar 7,5 minutos y, a 125 decibeles, limitarlo a 3,25 minutos. Díganme, ¿quién determinó eso? Dios lo hizo. Algunos dicen: “la belleza está en el ojo que mira”. No crean, la belleza está en el ojo de Dios. ¡Dios es el que determina lo que es bello! Y resulta que esos hombres -que no pretenden enseñar principios cristianos- se dan cuenta que el 95% de los principios Dios los ha puesto en nosotros en forma innata y ¡sólo el 5% tiene que ser aprendido!

[…] Dios es absoluto, no relativo. Crea cosas con un propósito, de acuerdo a su consejo y sabiduría. Ha instituido las artes y la música dentro de la cultura humana, no para ser desarrolladas de acuerdo a las fluctuantes pasiones humanas, sino analógicamente como una expresión de pacto de su naturaleza gloriosa. La belleza no es relativa, no es a lo que alguien decide por si mismo, es algo objetivo, el orden y la belleza depende de Dios mismo. Sal 27: 4; aunque Dios es espíritu sin embargo hace referencia aquí a la hermosura de Dios. ¿Qué hace a Dios un ser hermoso y glorioso? La armonía de sus atributos. ‘Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo’ (Sal.29:1 y 2). Dios es hermoso porque él es santo. ‘Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad’ (Sal. 96:1 – 9), nos habla de alabar al Señor en la hermosura de su santidad. Es esta hermosura la que nos provee el estándar ético de la hermosura, la belleza, la armonía y el orden. Si nuestro parámetro es otro, el que debe cambiar es el individuo, no Dios.

Macuyina: los atributos divinos tales como el orden, la justicia, la santidad, el amor, la pureza, la majestad, la razón, la armonía, el balance deben gobernar nuestra evaluación y producción de la música. Es innegable que la variedad y creatividad son características de Dios, sin embargo, cualquier variedad en las artes, nuestra habilidad artesanal debe reflejar las cualidades divinas si estas van a ser para la gloria de Dios.

[…] Volviendo al libro de Neil Postman, “Matándonos de diversión”, allí dice: “la forma en que se expresan las ideas afecta lo que serán esas ideas”.

No es extraño que la gente piense que pueden tomar una música rock y ponerle una letra bíblica y no cambiar el significado de las palabras. Díganme, cuando la gente quiere maldecir, ¿qué nombre usa? El nombre de Dios o el de Jesucristo. ¡Qué maravilla!, ¿no? Lo dicen tan fuerte que se oye hasta la otra cuadra. ¡No!, decimos. Eso es blasfemia, ¡no lo hagan! Porque la manera de decirlo es lo que determina si es maldición o bendición. Escuchen música Rock llamada cristiana. Se supone que es una grabación cristiana y menciona el nombre de “Jesús”, pero la manera de decirlo, con ese sonido de fuerte alarido airado, hace que suene a blasfemia. En realidad, están presentando otro evangelio y otro Cristo y lo hacen con música rock.

Otro libro interesante lleva por título “Todos los hijos de Dios y zapatos de gamuza azul”, escrito por un hombre cristiano, Kenneth Myers. En él habla de la cultura popular y cómo ésta se relaciona con el cristianismo. Myers dice cómo las formas culturales pueden anular el mensaje, por la manera de comunicarlo. Todos los hombres en este campo reconocen lo que les estoy diciendo y uso estas citas para mostrarles que éstas no son ideas originales mías, o algo que yo inventé; esto lo enseñan eruditos en este campo del entendimiento de los efectos de la música, de la sociología de la música y todas las disciplinas que lo acompañan.

MUSICA Y MENSAJE (EMOCIONAL)
Lo curioso es que el mundo sí se da cuenta de lo que está pasando aquí. Esta cita es de una revista rock; ni siquiera es una revista secular cualquiera, sino que es especializada en rock. Dice: “algunas vocalistas femeninas invitan pensamientos sensuales por la inflexión de la voz; su manera de usar la voz es lo que lo hace sexy” (No la letra, aunque eso también es de atención). Otra revista rock dice: “una letra vulgar apoyada por un sonido provocativo equivale a pornografía musical”. Olvídense por un momento de la letra vulgar, porque lo que quiero que vean es que el mundo dice que sí existe un sonido provocativo. Los de Música Cristiana Contemporánea (MCC) dicen: “no existe ningún sonido provocativo”; en cambio, el mundo dice que sí, y pueden tener este sonido no sólo con cantantes femeninos, sino con masculinos también. Una muy buena letra cristiana, pero con un sonido caliente, mundano, destruye su letra, porque se vuelve sensual.

Veamos Isaías 23:15, la palabra “ramera” que se usa ahí puede ser para el género masculino o el femenino, y dice: ‘cantará Tiro canción como de ramera’.

[…] No se niega el papel de la cultura o la educación musical para una mejor apreciación de la música. El oído puede ser educado, para apreciar más la obra de arte. Sin embargo, la música posee un aspecto universal ya que expresa a menudo emociones y sentimientos que son comunes a toda la humanidad. Cuando las personas se sienten tristes, exhiben cierta clase de comportamiento, generalmente se mueven lentamente, hablan en tonos bajos, sus movimientos no son bruscos ni abruptos. De igual modo una música es triste cuando exhibe esas mismas propiedades, generalmente lenta, intervalos pequeños, suaves. De la obra de arte se puede decir, que posee una propiedad emocional específica, cuando esta posee rasgos que los seres humanos sienten la misma emoción.

Podemos claramente definir la música alegre. Porque se parece al tipo de sensaciones que tenemos cuando estamos alegres. Las piezas musicales evocan sensaciones, comunican estados de ánimo y son claramente discernibles si la escuchan en otros continentes o en el nuestro. Pero también evocan y estimulan una respuesta, ya que las emociones son generalmente similares en todo el mundo. Alegría, tristeza, temor etc., son claramente marcados por alteración del ritmo cardiaco, promoción de adrenalina, tensión muscular, presión sanguínea, la expresión facial, esto es característico de seres de todo el planeta.

Hay que añadir que las emociones son contagiosas. El llanto o la risa. La música tiene la capacidad de contagiar sensaciones. (Paréntesis añadido) Job 30:31: ‘Se ha cambiado mi arpa en luto, Y mi flauta en voz de lamentadores  (Mi arpa reproduce el sonido del duelo)’. Jer.48:36: ‘Por tanto, mi corazón resonará como flautas (Mi corazón gime como una flauta) por causa de Moab, asimismo resonará mi corazón a modo de flautas por los hombres de Kir-hares; porque perecieron las riquezas que habían hecho’. Is.24:8: ‘Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa’.

Los instrumentos comunicaban sonidos alegres y por lo cual estados de ánimo, sin necesidad de letras. Si nos damos cuenta, el arpa en Job produjo un sonido de lamento y en Isaías un sonido alegre. Con el mismo instrumento dependiendo de la interpretación y hasta el tono en que se toque, podemos expresar dos estados de ánimo totalmente distintos. Precisamente debido a la comunicación de la música al alma, de las impresiones emocionales que produce la música en nosotros, es claro que viene a ser un elemento importante (no el único) en el desarrollo de nuestro carácter. Edwards dice: Dios ha dado al alma humana dos capacidades centrales. El entendimiento a través del cual examinamos y juzgamos las cosas. La segunda capacidad nos permite observar las cosas, pero no como espectadores indiferentes sino como quienes agradados o no agradados gustando o no, aprobamos o rechazamos.



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