Hace algún tiempo leí en un
libro que, si usted quería prender el fuego de la polémica en una reunión de cristianos,
solo bastaba con decir la palabra “Predestinación”. Sin embargo, hace unos días
pude comprobar que hoy existe una más explosiva: ¡Música! Los días han cambiado
y los temas de los cristianos también. Sin duda que se aprecia que la música ha
venido a ser un ídolo en la iglesia moderna, pues usted puede hablar lo que quiera
en doctrina, y hasta se le recomienda no ser dogmático en ella aunque con el derecho
de creer lo que quiera, en pro de la unidad y amor, pero jamás, escúchese,
jamás puede hablar de la música contemporánea cristiana porque estará atentando
gravemente las estructuras del cristianismo actual.
En respuesta a la opinión
común entre cristianos que afirma que, si bien la Escritura es suficiente para
darnos el conocimiento salvador de Dios y para la fe y la vida, en el aspecto
de la música tenemos que asumir un relativismo escritural, intelectual y hasta
moral, queremos proveer una selección de perlas que servirán de ayuda para entender
la música y la Palabra de Dios, aunque no en la profundidad que el tema merece
y que de seguro existe buen material. En un mundo sensual, con sus expresiones
carnales y mundanas, la iglesia debe madurar en discernir lo que es agradable
al Señor y salir del relativismo en cuanto a sus conceptos generales de la música,
ya sea en su concepto de lo que es buena o mala música, sino en la que se usa
para adorar a Dios o transmitir un mensaje bíblico. Debemos dejar el miedo de
implicar aquello de ‘15No améis al mundo, ni las
cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está
en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne,
los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino
del mundo’ (1 Jn.2:15-16), y
de implicarlo en el área musical.
De otro lado, hemos de considerar la idolatría de la música y sus músicos.
Usted puede diferir de un teólogo, hasta de un padre de la iglesia o de un reformador,
pero jamás decir algo de un “líder de alabanza” o “musico cristiano”, eso le
meterá en graves problemas. Lo que indica el grado de idolatría que esta
generación tiene de su música cristiana, cuando se le puede llamar así. Es
menester advertir que, del lado de la reforma, si bien no se ha caído
completamente del lado de la mundanalidad exagerada (aunque sí hay casos), lo
que tenemos hoy es una versión suavizada de la adoración carismática, una
mundanalidad “rosa”, un estilo de adoración pop, o adoración estilo Rock
moderado, sin contar algunas expresiones musicales usadas para dar mensajes
cristianos que han nacido de las calles drogadas de las naciones y que hoy se
aplauden como expresiones legitimas, por algunos reformados.
Por supuesto que estas perlas aquí
relacionadas, no son la únicas, son sencillas, pero son basadas en las Escrituras
y presentadas de forma razonable, apelando en otras instancias a los dictados de
la gracia común. No nos queda más que recomendar el libro: El Rock Invade la
Iglesia de John Blanchard, el seminario El Lenguaje dela música de Frank Garlock
(Aunque no estemos de acuerdo con todas sus conclusiones). Entre estas perlas
existen citas de otros autores, pero no relacionaré sus nombres debido a que,
arrastrados por la corriente, hoy se han movido de su postra pasada y que
consideramos bíblica. Aquí las perlas:
LA MÚSICA ES UN LENGUAJE
Todo lenguaje tiene un
contexto. Así es como sabemos también que la música es un lenguaje: tiene
contexto. ¿Cómo? Si tomamos un sonido equivocado y lo ponemos en un lugar
equivocado, lo tenemos fuera de contexto, y mucho de lo que se estudia en las
escuelas de música es cómo armar ese contexto. Saber qué es lo que cabe en ese
contexto. Queremos usar como base la Palabra de Dios y una de las primeras
cosas que descubrimos viene de 1ª de Corintios 14:7: ‘Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta
o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca
con la flauta o con la cítara? Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién
se preparará para la batalla?’.
Ahí el apóstol Pablo, hablando
del lenguaje (¿saben que los capítulos 12 al 14 de 1ª de Corintios tienen que
ver con lenguaje?), él corrige los abusos de la iglesia de Corinto y usa como
ilustración la música, en el capítulo 14. Y cuando llega al versículo 7, dice
Pablo está diciendo: “miren, se trata de un lenguaje”. Después, en el versículo
8, continúa y dice: si la trompeta da un sonido incierto, cómo vas a saber lo
que debes hacer, si vas a ir a pelear, si te están llamando a levantarte en la
mañana…”, ¿Cómo vas a saber si no conoces el lenguaje? Y aún en este pasaje
donde muchas veces hemos pensado que se refiere a la letra en la mayoría de los
casos, se está refiriendo a la música misma y dice: “si diere un sonido
incierto”, o sea que, si no conoces el lenguaje, ¿cómo vas a saber lo que debes
hacer?
MÚSICA Y MORALIDAD
Seguro que han oído a quienes
dicen: “la música es amoral”. A veces también dicen: “no moral” o “neutral”.
Todos estos términos significan básicamente lo mismo. En esta afirmación hay
varias cosas implícitas. Primero, están diciendo que no existe música buena o
música mala; eso quiere decir que no hay principios en ella. ¡Eso no es cierto!
¡Yo hice mis estudios en la Escuela de Música Eastman y también estudios de
post- grado! Yo no tuve ni un solo maestro allí -y eran hombres inconversos-
que creyera que la música era amoral. Estas son ideas totalmente nuevas,
ninguna generación -si nos remontamos a la historia- jamás ha creído que la
música haya sido amoral, hasta ahora.
Y creo que la razón básica es
M.C.C. (Música Cristiana Contemporánea). Hablaremos mucho de M.C.C. y cómo esta
gente quiere usar toda clase de distintos estilos y dicen que lo único que
importa es la letra, y están diciendo que la música es amoral o neutral, o no
moral. Incluso, tuve maestros en Música Clásica en la Escuela Eastman, uno de
ellos Wim Barlow, y estén hombre escribió libros para aclarar esto. Howard
Hanson fue el director de la Escuela de Música Eastman por casi 50 años, un
músico de renombre internacional. Compuso óperas y sinfonías y en uno de sus
mejores libros dice: “la música puede ser filosófica u orgiástica”, o sea que
te puede elevar intelectualmente, filosóficamente o puede ser sensual. Incluso
usa el término “orgiástica”. El dijo: la música tiene fuerza para mal, lo mismo
que para el bien.
El entendía que la música
puede ser buena o mala, según se componga o se ejecute. Esto es lo que todos
han creído a través de los siglos. Sólo nuestra generación no lo acepta. Y esto
nos conduce a un enigma, un rompecabezas. Pero la historia lo corrobora:
conforme el hombre se vuelve más intelectual y culto en la sociedad, más
desarrollado industrialmente, ¿qué ha sucedido con la moralidad? Se deteriora
siempre. Miren Roma, cayó o se perdió porque perdieron el rumbo moralmente.
Grecia, lo mismo; Egipto, lo mismo. Estados Unidos de América, nuestro país, en
la medida que ha desarrollado increíblemente la computación y las
comunicaciones y toda clase de tecnología, ¿qué ha sucedido con nuestra
moralidad?
[…] Observen aquí
particularmente ustedes los padres, que necesitan tomar nota de esto. Alan
Bloom dice: “la televisión, en comparación con la música, juega un papel
comparativamente pequeño en la formación del carácter y los gustos”. Recuerden
que éste es un maestro de Pensamiento Social en la Universidad de Chicago; no
es un predicador y no está menospreciando los efectos de la televisión, pero dice
que si la comparas con la música puedes desarrollar el carácter y los gustos de
los jóvenes en el sentido correcto.
Dice: “no se preocupen
exclusivamente de la televisión; fíjense en la música que están escuchando,
porque tendrá un efecto aún mayor”. Y luego habla muy específicamente en su
libro, con mucha claridad, que la música rock apela a un solo factor: la
apelación barbárica al deseo sexual. Él abiertamente reconoce -como casi todos
en el campo del rock secular- que su música es la música de la sensualidad,
sólo que ellos no le ven nada de malo a eso. Pero nosotros, como cristianos, sí
debemos verlo. Luego continúa y dice: “los jóvenes saben esto, pero sus padres
no”. ¡La juventud sabe esto, pero sus padres están engañados!
Me gusta otro libro, cuyo
título es “Matándonos de deleites”, de Neil Postman, maestro de Artes y
Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Nueva York. Quiero que vean su
trasfondo, pienso que pudiera tener un trasfondo cristiano, aunque él no lo es.
Lo citaremos varias veces en el seminario, él dice: “sostener que la
tecnología” (o la música, en este caso) “es neutral o no moral es una
ridiculez”. No podía haberlo dicho yo mejor que él mismo. Lo que está diciendo
es que el medio es el mensaje; no se puede separar el mensaje del medio con que
se transmite, y lo citaremos varias veces para demostrar que eso es así. No se
pueden separar eso: la manera de decir algo determina lo que significa.
LA MÚSICA AFECTA EL CARÁCTER
Hay un libro muy interesante,
escrito por un inglés que se llama David Tame; este hombre es escritor secular,
pero entiende principios cristianos. Ha escrito un libro que se llama “El poder
secreto de la música”. Menciono esto porque particularmente tantas personas me
preguntan: “Usted se opone a la música rock, a algunos de los compositores y a
su estilo de vida ¿Y qué de Beethoven y Mozart y Haydn? Muchos de ellos no eran
cristianos y no vivieron como debían y usted acepta la música de ellos. ¿Por
qué?”. David Tame da la mejor respuesta que yo haya visto. En su libro él
analiza todo el trasfondo y dice: “el concepto de que la música afecta el
carácter fue la gran fuerza que inspiró la vida de los grandes compositores y
es que todos los compositores del pasado, aun cuando no hayan sido todo lo que
debían en su vida personal, buscaban ayudar a las personas con su música y por
eso pasaron años estudiando la buena música”.
Alguien podría preguntar neciamente:
“Usted dice que la música tiene cualidad moral, ¿no?”. “Dígame cuál nota del piano es mala y yo la
quito”. A esto respondo: “Seamos
razonables, hay diferentes maneras de comunicar y la música es sólo una de esas
maneras. Si usted compara la música con las otras formas le ayudará a entender
lo que estamos diciendo acerca de la música. Por ejemplo, en el campo del
lenguaje. El lenguaje se compone de palabras: comunicamos por medio de palabras
y las palabras se forman con letras individuales. Permítame una pregunta: ¿cuál
letra del alfabeto es mala? ¿Qué le parece la letra A? Es mala. ¿Y la B? Ah,
¡ésa es muy mala! No, ninguna es mala”. ¿Eso significa que no puedes tener
palabras sucias y blasfemas? ¡Claro que puedes!, porque aun cuando las letras
individuales son neutrales, una vez que las empiezas a combinar tienes
palabras, tienes cualidad moral, puedes tener lenguaje bueno o lenguaje malo,
dependiendo de cómo las combinas y cómo las dices”.
[…] Cuando yo hace años tocaba
en una orquesta sinfónica, tocábamos por ejemplo la Novena Sinfonía de
Beethoven y algunos de los músicos decían: “qué maravillosa experiencia
espiritual”. ¡No! Eso es elevador, pero no espiritual. Porque la espiritualidad
viene solamente por el Señor Jesucristo y Su Palabra, no viene por medio de la
música. Pero todos los compositores del pasado han reconocido el enorme poder
de la música. David Tame, en su libro, cita a Aristóteles, quien dijo que si
uno escucha música mala tiende a ser una persona mala; si uno escucha una
música buena tiende a ser una persona buena.
¿Ven ustedes? A través de los
siglos los hombres han pensado así. Aristóteles creía esto. Pitágoras también
lo creía. Podemos nombrar a un sin fin de hombres del pasado que sí entienden
que la música sí afecta el carácter. De nuevo, lo que estamos diciendo es:
Efesios 5:10: “comprobando lo que es agradable al Señor”.
Wayne Barlow fue mi maestro en
la Escuela Superior de Música Eastman; un erudito, un músico muy respetado. Él
dijo, en uno de sus libros: “el significado de la música es la música misma, no
la letra”. Y luego continúa y dice: “se entiende aún mejor que el lenguaje
mismo”. Y es que las palabras pueden ser muy confusas, porque tienes que tomar
el contexto para entender su significado.
MÚSICA ROCK Y PRINCIPIOS CRISTIANOS
Tienes que violar todos los
principios de la buena música para poder disfrutar del rock. Tomemos
simplemente lo que se refiere al volumen, olvida todo lo demás. ¡Casi tienes
que ser un sadomasoquista! Porque Dios hizo tus oídos para resistir cierto
volumen, como veremos más adelante, en la Quinta Sesión. Incluso, si empiezas
con 115 decibeles de sonido no debes oírlo por más de 15 minutos y por cada 5
decibeles que aumente el volumen, el tiempo debe ser reducido a la mitad: a 120
decibeles debes escuchar 7,5 minutos y, a 125 decibeles, limitarlo a 3,25
minutos. Díganme, ¿quién determinó eso? Dios lo hizo. Algunos dicen: “la
belleza está en el ojo que mira”. No crean, la belleza está en el ojo de Dios.
¡Dios es el que determina lo que es bello! Y resulta que esos hombres -que no
pretenden enseñar principios cristianos- se dan cuenta que el 95% de los
principios Dios los ha puesto en nosotros en forma innata y ¡sólo el 5% tiene
que ser aprendido!
[…] Dios es absoluto, no
relativo. Crea cosas con un propósito, de acuerdo a su consejo y sabiduría. Ha
instituido las artes y la música dentro de la cultura humana, no para ser
desarrolladas de acuerdo a las fluctuantes pasiones humanas, sino
analógicamente como una expresión de pacto de su naturaleza gloriosa. La
belleza no es relativa, no es a lo que alguien decide por si mismo, es algo
objetivo, el orden y la belleza depende de Dios mismo. Sal 27: 4; aunque Dios
es espíritu sin embargo hace referencia aquí a la hermosura de Dios. ¿Qué hace
a Dios un ser hermoso y glorioso? La armonía de sus atributos. ‘Una cosa he demandado a Jehová, ésta
buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para
contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo’ (Sal.29:1
y 2). Dios es hermoso porque él es santo. ‘Tributad
a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a
Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la
santidad’ (Sal. 96:1 – 9), nos habla de alabar al Señor en la hermosura de
su santidad. Es esta hermosura la que nos provee el estándar ético de la
hermosura, la belleza, la armonía y el orden. Si nuestro parámetro es otro, el
que debe cambiar es el individuo, no Dios.
Macuyina: los atributos
divinos tales como el orden, la justicia, la santidad, el amor, la pureza, la majestad,
la razón, la armonía, el balance deben gobernar nuestra evaluación y producción
de la música. Es innegable que la variedad y creatividad son características de
Dios, sin embargo, cualquier variedad en las artes, nuestra habilidad artesanal
debe reflejar las cualidades divinas si estas van a ser para la gloria de Dios.
[…] Volviendo al libro de Neil
Postman, “Matándonos de diversión”, allí dice: “la forma en que se expresan las
ideas afecta lo que serán esas ideas”.
No es extraño que la gente
piense que pueden tomar una música rock y ponerle una letra bíblica y no
cambiar el significado de las palabras. Díganme, cuando la gente quiere
maldecir, ¿qué nombre usa? El nombre de Dios o el de Jesucristo. ¡Qué
maravilla!, ¿no? Lo dicen tan fuerte que se oye hasta la otra cuadra. ¡No!,
decimos. Eso es blasfemia, ¡no lo hagan! Porque la manera de decirlo es lo que
determina si es maldición o bendición. Escuchen música Rock llamada cristiana.
Se supone que es una grabación cristiana y menciona el nombre de “Jesús”, pero
la manera de decirlo, con ese sonido de fuerte alarido airado, hace que suene a
blasfemia. En realidad, están presentando otro evangelio y otro Cristo y lo
hacen con música rock.
Otro libro interesante lleva
por título “Todos los hijos de Dios y zapatos de gamuza azul”, escrito por un
hombre cristiano, Kenneth Myers. En él habla de la cultura popular y cómo ésta
se relaciona con el cristianismo. Myers dice cómo las formas culturales pueden
anular el mensaje, por la manera de comunicarlo. Todos los hombres en este
campo reconocen lo que les estoy diciendo y uso estas citas para mostrarles que
éstas no son ideas originales mías, o algo que yo inventé; esto lo enseñan
eruditos en este campo del entendimiento de los efectos de la música, de la
sociología de la música y todas las disciplinas que lo acompañan.
MUSICA Y MENSAJE (EMOCIONAL)
Lo curioso es que el mundo sí
se da cuenta de lo que está pasando aquí. Esta cita es de una revista rock; ni
siquiera es una revista secular cualquiera, sino que es especializada en rock.
Dice: “algunas vocalistas femeninas invitan pensamientos sensuales por la
inflexión de la voz; su manera de usar la voz es lo que lo hace sexy” (No la
letra, aunque eso también es de atención). Otra revista rock dice: “una letra
vulgar apoyada por un sonido provocativo equivale a pornografía musical”.
Olvídense por un momento de la letra vulgar, porque lo que quiero que vean es
que el mundo dice que sí existe un sonido provocativo. Los de Música Cristiana
Contemporánea (MCC) dicen: “no existe ningún sonido provocativo”; en cambio, el
mundo dice que sí, y pueden tener este sonido no sólo con cantantes femeninos,
sino con masculinos también. Una muy buena letra cristiana, pero con un sonido
caliente, mundano, destruye su letra, porque se vuelve sensual.
Veamos Isaías 23:15, la
palabra “ramera” que se usa ahí puede ser para el género masculino o el
femenino, y dice: ‘cantará Tiro canción
como de ramera’.
[…] No se niega el papel de la
cultura o la educación musical para una mejor apreciación de la música. El oído
puede ser educado, para apreciar más la obra de arte. Sin embargo, la música
posee un aspecto universal ya que expresa a menudo emociones y sentimientos que
son comunes a toda la humanidad. Cuando las personas se sienten tristes,
exhiben cierta clase de comportamiento, generalmente se mueven lentamente,
hablan en tonos bajos, sus movimientos no son bruscos ni abruptos. De igual
modo una música es triste cuando exhibe esas mismas propiedades, generalmente
lenta, intervalos pequeños, suaves. De la obra de arte se puede decir, que
posee una propiedad emocional específica, cuando esta posee rasgos que los
seres humanos sienten la misma emoción.
Podemos claramente definir la
música alegre. Porque se parece al tipo de sensaciones que tenemos cuando
estamos alegres. Las piezas musicales evocan sensaciones, comunican estados de
ánimo y son claramente discernibles si la escuchan en otros continentes o en el
nuestro. Pero también evocan y estimulan una respuesta, ya que las emociones
son generalmente similares en todo el mundo. Alegría, tristeza, temor etc., son
claramente marcados por alteración del ritmo cardiaco, promoción de adrenalina,
tensión muscular, presión sanguínea, la expresión facial, esto es característico
de seres de todo el planeta.
Hay que añadir que las
emociones son contagiosas. El llanto o la risa. La música tiene la capacidad de
contagiar sensaciones. (Paréntesis añadido) Job 30:31: ‘Se ha cambiado mi arpa en luto, Y mi flauta en voz de lamentadores (Mi arpa reproduce el sonido del duelo)’. Jer.48:36:
‘Por tanto, mi corazón resonará como
flautas (Mi corazón gime como una flauta) por causa de Moab, asimismo resonará mi corazón a modo de flautas por
los hombres de Kir-hares; porque perecieron las riquezas que habían hecho’.
Is.24:8: ‘Cesó el regocijo de los
panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa’.
Los instrumentos comunicaban
sonidos alegres y por lo cual estados de ánimo, sin necesidad de letras. Si nos
damos cuenta, el arpa en Job produjo un sonido de lamento y en Isaías un sonido
alegre. Con el mismo instrumento dependiendo de la interpretación y hasta el
tono en que se toque, podemos expresar dos estados de ánimo totalmente
distintos. Precisamente debido a la comunicación de la música al alma, de las
impresiones emocionales que produce la música en nosotros, es claro que viene a
ser un elemento importante (no el único) en el desarrollo de nuestro carácter.
Edwards dice: Dios ha dado al alma humana dos capacidades centrales. El
entendimiento a través del cual examinamos y juzgamos las cosas. La segunda
capacidad nos permite observar las cosas, pero no como espectadores
indiferentes sino como quienes agradados o no agradados gustando o no,
aprobamos o rechazamos.
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