Por: Geoff Thomas
La Iglesia evangélica moderna hace todo para la música. Incluso
el sermón termina con suaves acordes y melodías del órgano. La música usa una
emoción que la congregación ya está sintiendo, y luego la manipula
poderosamente. Las tiendas de la ciudad conocen el poder de la música para soltar
las carteras y abrir las billeteras con tarjetas de crédito.
Los Psicólogos están
unidos en una creencia, que la música habla a los afectos, y la evidencia
sugiere que también provoca emociones. La evidencia de esto es demostrada
científicamente. Un estudio reciente en la Universidad de Cornell mostró que
ciertas piezas musicales inducen cambios fisiológicos reales en el cuerpo. La
música en clave menor hizo que el pulso disminuyera, la presión sanguínea
aumentara y la temperatura del cuerpo bajara, lo cual es exactamente lo que
sucede cuando hay una sensación de tristeza. Las canciones “felices” hicieron
lo opuesto, induciendo una sensación alegre. De alguna manera, la música puede golpear
ligeramente circuitos emocionales sensibles. Suscita un estado de ánimo.
El peligro con esto es
que el predicador anuncia a la congregación que los sentimientos de tristeza
son la evidencia de la bendición especial del Espíritu Santo convenciéndolos de
pecado, y los sentimientos de alegría son el resultado del Espíritu Santo
dándoles certeza de que son verdaderos cristianos. Esto se sugiere por todas
partes, por lo que también el hablar de la presencia y obra del Espíritu Santo
en estas congregaciones es seguro y confuso.
Hacer música
Hacer música tiene
todas las marcas distintivas de una conducta adaptativa, es decir, la actividad
es parte del desarrollo de la sexualidad cuando las personas jóvenes en
cualquier clase de sociedad se muestran a sí mismas dispuestas a encontrar una
pareja. Así, las mujeres posan y cantan, y los hombres tocan los instrumentos,
especialmente tambores y guitarras. Tales talentos musicales anuncian que ellos
tienen cualidades codiciables para cualquier pareja. Ellos tienen la
competencia para aprender notas y letras, la inteligencia social necesaria para
formar parte de una banda y para cooperar, literalmente en armonía, con otras
personas. “Tenemos creatividad y energía”, es lo que están diciendo con esto.
Un Psicólogo musical
de la Universidad de Leicenter, el Dr. Adrian North, encuestó a los
adolescentes de Staffordshire el año pasado (1999) acerca del tipo de música
que escuchaban y por qué. Las chicas escuchaban música para influir en su
estado de ánimo. Los muchachos la escuchaban como una forma de impresionar a
sus amigos. Para ellos era una insignia de identidad que dice a las personas
quienes son. La elección musical de un individuo influye directamente en su
atractivo. Si usted dice que le gusta el escritor de himnos moderno Graham
Kendrick muchas chicas lo encontrarán más atractivo que si usted dice que le
gusta Isaac Watts o Augustus Toplady.
El Sicólogo
Estadounidence, Steven Pinker, cree que la música simplemente existe como un
“cheesecake auditivo”. Es una confección de sonidos que hace cosquillas a las
facultades que nuestro cerebro ya posee. “Las canciones con letras apelan a un
cerebro ya sintonizado con el lenguaje; el oído es sensible a las armonías, y los
sonidos en el mundo natural (así como el canto de los pájaros, e incluso el
trueno) repiten tales armonías. Obtenemos placer de patrones y ritmos, y
sonidos repetitivos que atraen al oído de la misma manera que un garabato
repetido atrae al ojo” (Anjana Ahuju,
¿Por qué somos tocados por el sonido de la música? The Times, 23 de febrero,
2000).
¿Cómo nos mueve la
música?
En febrero, un
informe de científicos de la Universidad de Manchester reveló que la música
fuerte estimula una parte del oído interno llamado sáculo, que está conectado
al hipotálamo – el “centro de placer” del cerebro. Esto podría explicar porqué
la música es evocadora y agradable. El sáculo responde solo a la música, lo
cual sugiere por qué la música, y no otras formas de sonido -como las
exhortaciones del hombre que nos está predicando-, inspira tales sentimientos.
Existe un libro
publicado en 1993 titulado “Música y moral: una apreciación teológica de los
efectos morales y sicológicos de la música”, escrito por un sacerdote católico,
llamado Brasil Cole. En su juventud, Cole era músico de Jazz y variaciones de
esa forma de música. Él escribió este libro con la perspectiva de alguien que
fue músico y que entiende bien los efectos que la música tiene sobre sus
oyentes. Allí afirma que la música no es neutral, que hay moral en ella.
Analiza el pensamiento de escritores tan antiguos como Platón, Aristóteles,
Confucio, para mostrar que todos ellos creían en la música en sus diversas
formas tiene un efecto sobre la psiquis de una persona, y que podía tener un
efecto bueno o malo. El libro es breve, alrededor de 140 páginas. Dejando a un
lado nuestra discusión con el sistema católico y con el sacerdocio, sus ideas
son útiles.
¿Por qué ciertas
iglesias tienen tantos cantos?
No es que “Dios haya
estado restaurando la música a su Iglesia”. Esta fue la propaganda divulgada
hace diez años por jóvenes músicos para intimidar a los predicadores y
congregaciones a incrementar la cantidad de canciones en los servicios. La
razón verdadera era estimular el ego de la música de “la siega de primavera (2)”
y muchas nuevas canciones alrededor. De todo esto se desarrolló un nuevo
“sacerdocio” de chicas cantantes y muchachos intérpretes que se paraban delante
de la congregación y marginaban la predicación, oración y lectura pública de
las Escrituras. Así fue como estos entusiastas atrajeron a otros.
Se veían a sí mismos
como un nuevo tipo de sacerdocio Levítico levantado por Dios para liberar a Su
iglesia de la esclavitud. Ellos eran el “pueblo creativo”, tan diferente del
resto de nosotros. Si la iglesia hace preguntas fundamentales acerca de la
legitimidad de este grupo de menores de 30, que presumen sus instrumentos
delante de la congregación durante tanto tiempo, se sienten profundamente
heridos y convocan reuniones secretas de oración para resistir a esos que se
“oponen a Dios” en la congregación.
Ian D. Elsasser ha
escrito en una carta personal al autor, “En mi desacuerdo con las tendencias
contemporáneas en la música- bandas, coros excesivos, etc.-, a menudo le digo y
le recuerdo a las personas que yo mismo soy músico, que emplee mis años de
adolescencia en una Iglesia Bautista que usaba esto en su servicio de la tarde,
y que yo mismo no solo participé de varias maneras, sino que también ayudé a
una iglesia a desarrollar este tipo de “adoración”. He llegado a la conclusión de
que no puedo con buena conciencia fomentar que este sea el método para la adoración
durante los servicios dominicales en la iglesia. Hay un lugar para el uso de
coros en la vida de la iglesia (3), y la iglesia debería buscar himnos modernos
“buenos” que reflejen la enseñanza bíblica y un panorama sano desde la
perspectiva de la fe, pero el carácter del equipo completo de adoración y la
mejora de los servicios será perjudicial a largo plazo. Que el Señor, en su
misericordia y para la gloria de Su nombre, guarde a las iglesias del daño que
están trayendo sobre sí mismas y heredando a la siguiente generación que
carecerá del buen juicio necesario para dirigir los asuntos de la iglesia en
una forma bíblica”.
El escritor de himnos
formales, Chris Idle, comenta: “Justo como los sacerdotes judíos y los
católicos romanos se veían a sí mismos como vitales para todo el espectáculo,
incluyendo hasta nuestro acceso a Dios mismo, así ahora la música viene a
dominar nuestras reuniones, nuestra escucha y nuestro presupuesto. Los músicos
hablan, se visten y posan consecuentemente. La música se convierte en el nuevo
camino hacia la presencia real de Dios; no es de asombro que los apóstoles hicieran
tal lío por estas cosas”.
(1) Kendrick comenzó su carrera de compositor a finales
de 1960. Su logro más perdurable es su condición de autor de la letra y música de
la canción " Shine, Jesus, Shine ", que es una de las canciones que
más se oye en los cultos cristianos contemporáneos del mundo. Otras de sus
canciones se han utilizado principalmente por los creyentes en Gran Bretaña.
Kendrick es un co-fundador de “March of Jesús”. Recibió un Premio Dove en 1995
por su trabajo internacional. En 2000, la Universidad de Brunel otorgó Kendrick
un doctorado honorario en Divinidad ('DD') en "reconocimiento a su
contribución a la vida de adoración de la Iglesia". Se le concedió otra DD
en mayo de 2008, de Wycliffe Colegio en Toronto, Canadá.
https://en.wikipedia.org/wiki/Graham_Kendrick
(2) La siega
de primavera (Spring Harvest) es una conferencia cristiana que toma lugar en el
Reino Unido para equipar e inspirar personas a seguir a Cristo principalmente a
través de la música. Nota del traductor.
(3) No es
claro el autor a qué se refiere que los coros pueden ser útiles “en la vida de
la iglesia”. Si con esto se refiere a que el coro sea parte de los cultos de
adoración, aclaramos que el administrador de este blog no comparte esta frase y
más bien advierte acerca de las implicaciones que pueda traer, el tener un coro
en la iglesia, lo que corresponde a una añadidura del culto no revelado por
Dios.
Traducción:
Diana S. González
Tomado de Banner
of Truth
https://banneroftruth.org/uk/resources/articles/2000/the-sound-of-music/
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