"Lo siento Pastor, pero no vamos a
estar en los servicios de la iglesia las próximas semanas. Nuestro hijo
está en un equipo viajando y tiene partidos programados los domingos. No
nos gusta faltar a la iglesia tanto, pero realmente no podemos evitarlo. Me
gustaría que no programaran juegos el domingo, pero así son las cosas".
Predicadores de todo el país están
escuchando esta justificación de los padres antes dedicados, quienes están
desapareciendo de la iglesia porque sus hijos están en los equipos deportivos que
compiten el domingo por la mañana. Estos equipos son generalmente
reservados para los atletas más dotados y los padres racionalizan que, dado que
su hijo o hija es un buen jugador, tienen que participar en los partidos del
domingo si van a alcanzar su potencial. ¿Quién sabe? Una beca de la
universidad o incluso una carrera profesional pueden estar en su futuro.
Ha habido un cambio radical en la
actitud de nuestra cultura hacia el domingo en los últimos años. A
principios del siglo 20 hubo "leyes conservadoras" que hicieron
ilegal que los deportes profesionales se jugaran el domingo. Restaurantes,
estaciones de servicio, centros comerciales estaban cerrados por respeto a un
día de descanso y de culto. Pero a medida que nuestra sociedad se hizo
cada vez más secular, hicimos una transición gradual desde "El día del
Señor" al "Super Bowl el domingo." Ahora tenemos fútbol soccer,
fútbol americano, baloncesto, béisbol, juegos de lacrosse programados, incluso,
domingos por la mañana.
Dudo que vayamos a ser capaces de
revertir esta tendencia, pero los seguidores de Cristo deben estar dispuestos a
ser distintos del mundo. Romanos 12:2 nos desafía: "No os conforméis
a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable
y perfecta".
Con la llegada de los equipos que
viajan, los padres cristianos tienen una oportunidad de oro para enseñar a sus
hijos acerca de las prioridades. Mamá y papá, ¿Qué es más importante para
usted realmente? ¿Anhela aumentar su ego presumiendo acerca del fabuloso
atleta que es su hijo, o quiere que conozcan la voluntad de Dios para sus
vidas? Cuando usted permite que su niño falte a la iglesia para jugar pelota,
le está enseñando claramente que convertirse en un buen atleta es realmente
importante, mientras que la adoración a Dios y convertirse en un devoto
seguidor de Jesucristo es secundario.
[…] Mejor aún; dígale al entrenador
que su hijo no va a participar en ningún juego los domingos ya que eso requiere
que falte a los servicios de la iglesia. Eso puede resultaren en que su
hijo sea sacado del equipo. Pero ¡Qué testimonio positivo sería! Si
todos los padres que afirman ser cristianos tomaran esa posición, los partidos
del domingo pronto serían reprogramados para otro día.
En 1965 Sandy Koufax se negó lanzar en
el primer juego de la Serie Mundial de Béisbol por ser ese día YOM KIPPUR, una
fiesta religiosa para los judíos. En lugar de Koufax, Don Drysdale lanzó para
los Dodgers de Los Ángeles, permitiendo 7 carreras en 2 entradas y 2/3. Drysdale
dijo a Walter Alston, su entrenador, cuando éste lo relevó del juego: “Apuesto
a que ahora mismo usted desearía que yo fuese judío también”. Los Dodgers
perdieron ese juego con los Minnesota Twins 8 carreras a 2.
En vez de lanzar ese día, Koufax asistió
a la sinagoga en Minneapolis. Como as de los Dodgers, Koufax lanzó en el
segundo juego, en el quinto y en el séptimo de esa Serie Mundial, lanzando los
juegos quinto y séptimo completos. La decisión de Koufax y sus brillantes
lanzamientos siguen siendo una fuente de orgullo para los judíos
estadounidenses devotos, incluso aquellos que no son fanáticos del béisbol.
Esta fue una valiente declaración acerca de sus valores.
Si sus hijos son deportistas destacados eso
será evidente en el tiempo. Hay otras oportunidades en los que podrían desarrollar
sus habilidades. Si no es así, tal vez Dios tiene algo mejor en mente que
una beca para Reino Unido o en un puesto de titular con los Rojos de
Cincinnati.
En los Juegos Olímpicos de París 1924 en
París, Eric Liddell se negó a correr en las eliminatorias de sus favoritos 100
metros, ya que se llevaron a cabo en un domingo. El domingo era un día de
adoración y descanso para Eric. Él no correría incluso si fuera la única
esperanza de ganar una medalla de oro olímpica para su país. En cambio,
compitió en los 400 metros celebrados en un día laboral, una carrera que ganó.
La participación olímpica de Liddell y
las convicciones bíblicas que influyeron en él, se representan en la película ganadora
del Oscar 1981, Carros de fuego. Curiosamente, se fue a China en 1925 para
servir como misionero y maestro. Las convicciones de sus padres,
profundamente arraigadas en su alma, no impidieron que Eric Liddell se
convierta en un gran atleta, pero ellos ayudaron su compromiso de por vida a
Jesucristo.
Cuando tenía nueve años llegué a casa de
la práctica de la liga de béisbol muy emocionado. "¡Mamá papá! ¡Nuestro
equipo tiene que ir a ver jugar béisbol a los indios de Cleveland! ¡Tengo que
ir a un juego de grandes ligas! ¡Es gratis! Todo lo que tengo que
hacer es usar mi uniforme de beisbol y llevar almuerzo. Un autobús nos
llevará a Cleveland ".
Mis padres se alegraron conmigo hasta
que observaron más de cerca la fecha. "Lo sentimos",
insistieron. "Eso es un domingo. Es el día en que vamos a la
iglesia”. No importa cuánto protesté, supliqué, lloriqueé e hice pucheros,
ellos se mantuvieron firmes en su decisión. De hecho, en nuestro camino a
la iglesia ese domingo por la mañana nos dirigimos justo al lado del lugar
donde el equipo y los entrenadores se subían al autobús. Mi padre sonó la
bocina y saludó con la mano mientras conducía. Me deslicé en el asiento de
atrás, un poco avergonzado de que mi familia fuera tan "religiosa" haciéndome
diferente.
¡Obviamente esa decisión me afectó de
por vida! Nunca olvidé esa lección. Mis padres me enseñaron que ir a
la iglesia y honrar a Dios era más importante que cualquier juego de grandes
ligas, no importa lo emocionante. Cuando fui a la universidad bíblica en
Cincinnati unos años más tarde a prepararme para el ministerio, vi docenas de los
juegos de béisbol de las grandes ligas, incluyendo una serie mundial o dos.
Un buen principio para los padres es:
Mantener sus prioridades en el orden correcto y confiar en Dios por los
resultados. En lugar de preocuparse por lo que va a pasar con su hijo si
él / ella pierde un juego o no hace parte del equipo, crea en las palabras de
Jesús, "... Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas".
Usado con permiso expreso de Bob Rusell
Articulo original: Should My Child Miss
Church to Play Sports?
Traducido: M.L.
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