Uno de los mayores desafíos que se presentan a los padres de
hoy que están tratando de criar a sus hijos de una manera piadosa es la
aparición de los teléfonos inteligentes (smartphone). Me ha abierto las puertas a la vida de
nuestros hijos que sin duda no teníamos cuando estábamos creciendo.
Para empezar, si en casa se tenía un teléfono, era el único
para toda la familia y se encontraba en un lugar donde todos pudiéramos
escuchar la conversación. Nunca se recibían mensajes de texto y para poder
hablar, uno tenía que pedir permiso.
En aquellos días era casi imposible para los jóvenes poner
sus manos sobre los materiales pornográficos. Esto estaba disponible en
revistas muy raras que tuvieron que ser introducidas de contrabando en el país
y que se mantenían bajo los colchones de los muchachos.
Eso ha cambiado por completo. Nuestros hijos ahora van por
ahí con los teléfonos inteligentes, que son sin duda mil veces más inteligente
que sus padres. Estos teléfonos, que se mantienen con ellos dondequiera que
vayan, les da acceso a prácticamente cualquier persona o cosa.
Esto debería ser una bendición, si no estuviéramos viviendo
en un mundo de pecado. La bendición es que como padres podemos acceder a
nuestros hijos tocando un botón y localizarlos donde quiera que estén. Pero,
eso mismo, es probablemente por lo que la bendición se puede ir: ¡Oprimir un boton!
Como he dicho, vivimos en un mundo de pecado. Por cada padre
responsables que hay, también existen decenas de miles de hombres y mujeres
inmorales que se aprovechan de la vida de nuestros hijos. De este modo, a
través de esos mismos teléfonos inteligentes, nuestros hijos se están enviando
toda forma de chatarra corruptora.
Hace sólo algunos años, no dar el número de teléfono, ponía
a nuestros hijos relativamente a salvo. Nadie podía llamarlos o enviarles
mensajes de texto. Pero luego, el Internet los convirtió en accesibles a través
de los teléfonos inteligentes y todo cambió.
Hoy, los padres pueden estar sentados en la sala de su casa
mientras que en el dormitorio de los niños ellos están siendo asechados por los
lobos a través de lo que se llaman ‘redes sociales’ en sus teléfonos. Ellos
pueden acceder a los sitios pornográficos en cualquier parte del mundo en un
clic. ¡Es terrible!
¿Qué debemos hacer como padres? En primer lugar, si vamos a
criar a hijos piadosos, necesitaremos educarlos, instruirlos sobre la realidad,
que en este tema, no se encuentran en un patio de recreo sino en un campo de
batalla, rodeado de lobos feroces. Estos lobos utilizan sus teléfonos
inteligentes para destruirlos.
En segundo lugar, a medida que poco a poco vamos dejando a
nuestros hijos tener sus propios teléfonos inteligentes, tenemos que trabajar
día y noche para asegurarnos que lleguen lo más pronto posible a la fe en el
Señor Jesucristo. Sólo cuando Jesús cambie sus corazones espiritualmente estarán
deliberadamente resueltos a utilizar sus teléfonos para la gloria de Dios y no
para alimentar a sus apetitos caídos. Así que padres, ¡despierten!
Pastor Conrad Mbewe
http://www.conradmbewe.com/2014/06/parenting-in-age-of-smartphone.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios son importantes. "Que tus palabras sean las necesarias a fin de edificar a quienes las lean".