“El papel aguanta todo”, es una expresión que tiene como fin poner en duda cualquier asunto que se ponga por escrito independientemente su autoridad. He escuchado este argumento para hablar de la Biblia y así expugnar su certeza y pertinencia para hoy.
En el caso de las Escrituras, quizá podríamos decir que en la gama de interpretaciones bíblicas, “La Biblia da para todo”. Por supuesto, esto no es una crítica a la Biblia misma ni una contradicción a mi adhesión a su inspiración, infalibilidad e inerrancia, sino a la desafortunada realidad de las desastrosas interpretaciones de las Escrituras de parte de los confesos cristianos que ha llegado a formar parte del colectivo evangélico y replicado hoy por los medios masivos de comunicación.
Hace algún tiempo, una líder de una secta en nuestro país (Colombia) tomó de la Biblia, principios descontextualizados con respecto al sacerdocio Aarónico del Antiguo Testamento para afirmar su prohibición a que personas discapacitadas presidan públicamente en su organización. Su interpretación bíblica es tal que puede arbitrariamente sacar ese principio del Antiguo Testamento, pero dejara un lado otros que no encajarían en su propia manera de ver las cosas. Si su manera de interpretarla Biblia fuera coherente, de rescatar de las prescripciones levíticas todos los requisitos para quienes presiden, ella misma tendría que abandonar su cargo, basado en que solamente los varones presidían como sacerdotes y levitas.
De hecho, el problema no está en establecer una práctica basada en el Antiguo Testamento, porque hay sinnúmero de principios que estamos obligados a obedecer, siendo ellos fundamentados en el Antiguo Testamento. El punto es que debe haber un principio objetivo, claro, no contradictorio, para que sepamos qué asuntos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento se presentan como obligación para el creyente bajo el Nuevo pacto. Principios que no sean arbitrarios, que no dependan de mi manera particular de ver el cristianismo ni mucho menos, que uno mismo pueda moldearlos a su conveniencia.
Ha sido ampliamente conocido también como en el mundo del deporte, la practica de tomar textos aislados de su correcta interpretación, se aplican arbitrariamente y de manera descuidada, sin respetar minimamente el sentido de los pasajes citados. Hace algún tiempo, un famoso jugador de fútbol perdió la oportunidad para ir al mundial y se afirmó que tenía 'una esperanza como un grano de mostaza a la cual se aferra, la cual es suficiente para creer que su ilusión por el mundial aún está vivía. Dios hace posible lo improbable y en el creo yo’. Esto no parece tan indignante como las declaraciones de aquella mujer ni sufren el rigor del impacto publico y discriminatorio pero es altamente ofensivo para aquellos que nos confesamos en máxima subordinación a las Escrituras. Contiene la misma cantidad de confusión y subjetividad arbitraria que descartar a un varón para el ministerio de predicación por alguna discapacidad.
Muchos cristianos siguen, comparten y aplauden este proceder sin ningún discernimiento este uso de la Biblia que ahora cantantes, políticos, deportistas, actores y gente del común, usan. Tal parece que es suficiente con citar la Biblia así se atropelle el sentido básico de un texto y así se le haga decir a la Biblia lo que no quiere decir. En este sentido podemos ser acusados de tomar la Biblia y hacerle decir lo que deseamos y así, sin duda que la Biblia da parra todo. Textos como el conocido Filipenses 4:13, 'Todo lo puedo en Cristo que me fortalece', ha sido usado para manifestar la fe en Dios disponible para abrir una lata de atún, sacar adelante un proyecto laboral, ganar un Grammy, hasta para ganar un partido de fútbol o una votación política.
No es para nada probable que el Señor Jesús cuando afirmó que quien tuviera fe como un grano de mostaza haría lo imposible, estuviera pensando en la rodilla de Radamel, en el disco de Montaner, en el proyecto de Juanito ni en el cargo político que se consigue con esta estrategia. Tampoco creo que al decirle a sus discípulos que lo que es imposible para los hombres es posible para Dios, haya estado interesado en el staff de jugadores de la selección Colombia rumbo al mundial o que la victoria que Él da tiene que ver con derrotar en la cancha al otro equipo. Pero esta interpretación es tan típica, tan generalizada, pero terriblemente dañina para este mundo que es necesario detenerla.
La hermenéutica, ciencia de la interpretación bíblica, nos diría que los textos han tenido un significado primario, original. Antes que nosotros naciéramos ya tenía un significado que seguramente es el significado que debe dársele para luego aplicarlo a casos individuales. Si mi capacidad de entender el significado primario de la Biblia, en su contexto, se ve nublado por mis casos particulares, la manera de aplicar la Biblia a mi vida, será desastrosa, arbitraria y peligrosamente muy subjetiva. Mientras que si llego al significado que el Santo Espíritu dio al inspirar tales textos, los entiendo en su significado y contexto, luego al aplicarlos a mi vida, lo haré de la manera justa y real y sin duda podré decir que la Palabra de Dios se ha aplicado a mi vida.
La interpretación privada de la Biblia tan defendida por los reformadores del siglo XVI, no es sinónimo de interpretación arbitraria de ella. El libre examen de las Escrituras no es un permiso absoluto de interpretar la Biblia de la manera más liviana, subjetiva, parcializada y ligera que se pueda. El derecho que Dios le dio a su pueblo de leer e interpretar el Sagrado Tomo, no los autoriza a hacer su propia versión de cristianismo y espiritualidad ya que solo hay un Dios y una fe.
El tráfico indebido de máximas bíblicas no es un bien para el mundo, ni para el cristianismo, por supuesto. No basta con que un cantante mundano que se confesa cristiano, se vaya tranquilo a dormir porque citó en su canción o en sus declaraciones partes de la Biblia y piense que ha dado testimonio de la fe y ha sido un valiente testigo. Es muy probable que haya ido a la cama como alguien más culpable de seguir esparciendo el virus de subyugar la Biblia a criterios subjetivos y personales que alejan a las gentes del verdadero mensaje de Dios. Y si ya teníamos el problema de defender ante la gente que el papel de la Biblia aguanta todo, ahora tendremos otros, defender el evangelio ante el mundo violento que nos dice que la Biblia da para todo. El ya difícil mensaje del evangelio se levanta más enemigos por irresponsabilidades como las que anotamos. Pero usted sabe que eso no es lo único, cada día hay más y más de esto.
La hermenéutica no es un lujo de los seminaristas, si un creyente no busca ser más diestro en interpretar el sagrado libro, su mente será la incubadora del virus que hoy lamentamos. Que quede claro, Dios si nos habla hoy por su Palabra Santa, la Biblia, pero por ella bien interpretada. Si decimos tener la Biblia como Palabra de Dios, es necesario que la tratemos como tal.
Jorge E. Castañeda D.
Pastor buen reflexión, pero genera preocupación.
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