No pudo ser más dramático. Las imágenes de
los medios lo retrataban así y no debió ser de otra manera. El lloro de un bebé
en una tubería que alertó a muchos y que sería rescatado con vida luego que su propia
madre, al parecer, lo hubiese desechado por el inodoro. Una madre soltera con
miedo, un padre que se desatendió del caso, las leyes de un país comunista, se
congregaron el 28 de Mayo para ofrecer este estremecedor caso.
A pesar de cada cosa en su contra, el
bebé fue rescatado con vida y hoy se recupera de algunas heridas que su frágil
piel tuvo que soportar, aun antes que pudiera caminar. Bebé 59 es su nombre
provisional, gracias al número de su incubadora donde se reestablece. Esto es
gracia y misericordia divinas o de lo contrario, este bebé hubiese corrido con
otra suerte.
Tanto en China como en los países occidentales
voces de solidaridad, afecto y claro, indignación por este hecho no se han
dejado esperar. Hay personas profundamente consternadas (yo entre ellos) por
este hecho y debe ser así. Cada día vemos como el valor de la vida se devalúa
dramáticamente que ni aun en los brazos más seguros dónde uno podría estar recién
nacido, son de fiar. ¿a dónde nos dirigimos?
Pero ¿Qué de los países democráticos,
libres? No quiero justificar a esa joven soltera de 22 años, pero hoy en
occidente nos rompemos las vestiduras por este hecho, donde no está prohibida
la procreación, donde hay subsidios para madres solteras, programas de adopción,
abundancia y oportunidades y ¡Son millones los niños que son abortados solo
porque son un estorbo para sus padres! Ni siquiera el lugar más seguro que Dios
creó para albergar la vida de un no nacido (el vientre de su madre) es lo
suficientemente seguro ahora.
Nuestras leyes occidentales hacen que diariamente
bebés se boten por las cañerías de los centros aprobados para practicar abortos,
pero a diferencia del bebé 59, ellos ya dejaron de llorar en el vientre de su
madre y fueron desmembrados o desintegrados por ácidos y fueron a parar sin
remordimiento y contemplación al mismo lugar de la basura, luego de ser
succionados por sondas. No hubo cámaras, medios, nadie lloró, nadie escuchó, y
la vida sigue en occidente.
Hoy es un buen día para revisar lo que
ocurre a nuestro lado y la gran presión de muchos sectores para adelantar su
programa abortista en nuestro país. Tiene que ver con la vida, con el valor de los
no nacidos, de los niños, de los que no tienen defensa, aunque Dios los ha
puesto en un fortín natural donde no deberían ser lastimados. Nuestra vida
debería estar estremecida al conocer que la mayoría de abortos ni siquiera se
practican por las razones que los abortistas dicen sino por la degradación
moral de hombres y mujeres y para los que el sexo indebido a veces los pone en
apuros.
¿Quién habla por el bebé 180 que fue
abortado hoy? ¿Y por el bebé 415 y por el 48 y el 290 que fueron abortados y no
hubo quien los defendiera? No hubo incubadora para ellos y quizás ya nada
podemos hacer por los que se fueron, pero ¿Podemos hacer algo por los que están
programados para ser desechados por el inodoro mañana?
P. Jorge Castañeda
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