jueves, 19 de febrero de 2009

¿SUCESIÓN APOSTÓLICA?


Por varios siglos y desde su comienzo, el cristianismo verdadero y evangélico ha visto como totalmente contrario a la Palabra de Dios la ostentosa afirmación de aquellos que pretenden tener en sus filas al vicario de Cristo en la tierra, que reclama infalibilidad cuando habla ex cathedra, y que se hace llamar Papa. Bajo una dudosa interpretación de las Escrituras, la religión popular ha establecido una cabeza visible para su organización reclamando absoluta sumisión de los feligreses.

Ellos no tienen ningún problema en defender que solo siguen los pasos de Cristo quien instituyó apóstoles, siendo el Papa de turno, uno más en su grande sucesión apostólica desde Pedro. Si amigos, ellos piensan que Pedro fue el primer Papa de la Iglesia y que después de él ha habido una sucesión, algo así como una continuidad apostólica en muchos hombres, para ser cabeza de la Iglesia en cualquier momento de la historia.

Con los años su idea maduró y el mediano conocedor de la historia universal sabe que el dominio papal llegó a influir en las naciones con gran poder, muchas veces cumpliendo con dos tareas, la de regir una nación y a la vez la Iglesia. Pero la idea siguió madurando y ávidos de poder y riquezas, fueron declarados como infalibles cada vez que hablan desde la silla de Pedro, es decir, con autoridad apostólica.

¡Casi adquieren a medio mundo con su autoridad! Su poder fue contrarrestado por muchos, pero no anulado. Aun hoy la figura del sucesor de Pedro y mal llamado Vicario de Cristo en la tierra, sigue influyendo las naciones, en unas más, en otras menos. Pero en asuntos de religión ellos tienen la última palabra.

¿De dónde sacaron ellos su sucesión apostólica con la que han querido doblegar el mundo en nombre de Dios? Si miramos bien, con la muerte de Judas Iscariote, los discípulos restantes buscaron un reemplazo para llenar el puesto que dejó el traidor, no un sucesor. Es claro que el número de apóstoles era un grupo limitado de personas que cumplió con requisitos específicos para ser llamado como tal.

Hechos 1: 21 – 22: Por tanto, es necesario que de los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.

Es igualmente claro que el reemplazo, no el sucesor de Judas, debía ser un hombre que haya sido instruido por el Señor y testigo presencial de su resurrección y comisionado para llevar el Evangelio con señales y prodigios que confirmaran la veracidad de sus Palabras (Doctrinas). Otra parte de la Escritura nos alumbra en este aspecto, pues Pablo es también apóstol de Jesucristo, de la misma manera que los 12. ¿Bajo qué norma Pablo también dice ser un apóstol de Jesucristo? Bajo la misma norma que rigió a los 12, fue instruido directamente por Jesucristo, fue testigo del Cristo resucitado y la veracidad sus palabras (doctrinas) eran confirmadas por señales y prodigios.

Gal 1:11 - 12 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

2Co 12:12 Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.

Esto desembocó en que a partir de ese momento al Iglesia tuviera una estructura claramente establecida. Cristo es la Piedra Angular, los apóstoles constituyeron con su doctrina el fundamento y de ahí en adelante todos los creyentes se unen a esta estructura como piedras que sobreedifican encima del fundamento puesto por los apóstoles que a su vez está sobre la piedra fundamental, Jesucristo.

Efesios 2:20- 22 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

Por eso, la Iglesia siempre ha criticado fuertemente el hecho que ellos digan que aparte de Cristo necesitamos una cabeza visible de la Iglesia, un enviado de Cristo, un sucesor al mismo nivel de aquellos que pusieron el fundamento sobre el cual se basa y se edifica la Iglesia. Como cristianos evangélicos verdaderos no reconocemos al Papa como autoridad para la Iglesia, no creemos que sea el sustituto de Cristo para la Iglesia, Cristo aun no ha cedido su autoridad de cabeza a nadie, ni tampoco reconocemos en el Papa un hombre donde se cumple la sucesión apostólica, creemos que ¡eso no existe!

Pero cuan gratos e ingenuos hemos podido aceptar que lo que no es verdad en la Iglesia Romana si venga a ser cierto dentro de las filas del cristianismo Evangélico. Ahora, a comparación de la modestia Romana, nosotros ostentamos en nuestras filas con sin numero de apóstoles en la actualidad en casi cada una de las Iglesias locales. La moda reciente de parte de la Iglesia Evangélica es denominar a cierto grupo de hombres como apóstoles.

Hombres que se han auto nombrado pastores, ahora se han autoproclamado apóstoles. Hombres que se creen con derecho de traer a la Iglesia doctrinas nuevas corrigiendo el fundamento puesto por los 13 apóstoles de Jesucristo y expresado en la Biblia. Hombres manipuladores que reclaman para sí autoridad y sometimiento ciego de sus grandes congregaciones. ¡Ya teníamos mucho cuando se auto proclamaron pastores y ahora tenemos que aguantar sus estupideces al verlos proclamarse apóstoles y hablando con aire de solemne espiritualidad!

Lo que rechazábamos hasta hace poco de la Secta Romana, ahora es bienvenido en la Iglesia Cristiana. No sabemos como han hecho para convencer a sus fieles que al fin de cuentas ¡Si había sucesión apostólica! Y que ¡precisamente se cumple en ellos! No sé cómo han hecho para saltar las Escrituras con tanta facilidad y nombrarse apóstoles, apóstolas y atribuirse casi autoridad absoluta sobre sus propias congregaciones y sobre congragaciones ajenas.

No sé cómo han olvidado que Cristo es la Cabeza de la Iglesia, el Sumo Pontífice de nuestra profesión cristiana, y que como Iglesia estamos ya edificados desde hace 20 siglos en el fundamento apostólico único e irrepetible dado en el Nuevo Testamento.

Lamentablemente la historia se repite y ahora nos toca el turno de presenciar esta réplica de sucesión apostólica Romana en versión ‘cristiana evangélica’. ¿A dónde llegaremos? Ávidos de poder, los apóstoles contemporáneos quieren ganar el mundo para sí mismos, quieren influir también políticamente a las naciones (Porque al menos en mi país a estos ‘apóstoles’ les atrae fuertemente la política y el poder).

Ni que hablar del tiempo cuando reclamen infalibilidad a sus palabras, pues eso ya es una realidad, ellos no habla ex cathedra (desde la silla de Pedro según los Romanos), sino que hablan ellos mismos ¡De parte de Dios! Andan diciendo a diestra y siniestra que Dios les da un mensaje nuevo cada vez que se reúnen sus congregaciones y ¿Quién osará resistir la misma ‘voz de Dios’ por medio de estos iluminatis? ¿Quién podrá pisar su manto apostólico?

Queridos hermanos y amigos, que quede claro, la Iglesia cristiana no se identifica con ello. ¡Que embelesen a los que son como ellos!, ambiciosos, avaros, ansiosos de poder, ávidos de dinero e influencia, crédulos a las voces novedosas. ¡Pero a la Iglesia de Cristo no! Hace siglos estamos de pie sobre el fundamento doctrinal de los apóstoles, hace muchos siglos estamos estacados firmemente en la cruz y Él Señor de la Iglesia mismo nos prometió que no sucumbiríamos ante el engaño de este mundo.

Saludos amigo:

Martinius Lucanius

1 comentario:

  1. Muy interesante y sensato lo que dice el autor, lastima qeu no todo el mundo cristiano lee este tipo de cosas que desenmascaran la apostacia en la iglesia

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