El tema de la mentira es un mal muy
complejo porque tiene la facilidad de escabullirse, camuflarse, transformarse.
La mentira puede adoptar muchas formas, de las más negras y malignas que saben
horrendo a las más blancas y sutiles, deliciosas al paladar en una innumerable
gama de colores y sabores en medio. ‹‹Aun cuando los cristianos son
afortunados de conocer el camino la verdad y la vida, no siempre caminan en la
verdad. Al contrario, a veces los no cristianos se hacen respetar por su
honestidad e integridad, aunque lamentablemente no conozcan el camino la verdad
y vida. Se puede hablar la verdad y seguir caminando en la mentira››. Douma.
Solo deseo remarcar un punto muy
importante al hablar de la mentira y es que tiene mucho que ver con algo mental
antes que todo. No únicamente, pero la mentira tiene que ver con nuestros
pensamientos, motivaciones, la intencionalidad con que obramos o hablamos. En
la mentira siempre hay premeditación. El engaño implica un ejercicio –así sea
rápido- de pensamiento con el que la persona desea ocultar o pervertir lo
verdadero o de engañar.
En ese sentido, así no lleguemos a la
acción de mentir, la premeditación de engaño hace que seamos reprendidos de
mentirosos a causa del ejercicio mental intencional por querer engañar. Sal.12:2
(la ligazón entre hablar y corazón). Is.59:13 (concebir y musitar en el corazón palabras engañosas BJ;
concebir y proferir en el corazón palabras mentirosas LBLA).
Sal.15:2 (¿Dónde se habla la verdad que Dios ve?). Para
nuestro interés veremos al menos 10 maneras de mentir.
1. Mentira Como Tal.
En un mundo creciente de mentiras cada
vez más nos volvemos expertos en mentir. Por ello los cuidados familiares,
sociales, judiciales, se han vuelto más minuciosos para lograr establecer la
verdad. Tener un departamento de criminalística, no es porque somos una
sociedad leal a la verdad. La multiplicación de cámaras y dispositivos que
buscan llegar a la verdad (como el polígrafo), aumentan. Las hojas de vida que
muchos piden van en aumento. Cuando se quiere dar un crédito se piden datos y
datos de formularios verificación de datos, solo para que en un cuadro de dos
centímetros coloquemos la cantidad que deseamos pedir prestado. Aun así, se
sigue defraudando la verdad.
La mentira como tal tiene que ver con la
imprecisión intencional a la verdad. Podemos hablar aquí de una contradicción a
la verdad, de lo opuesto a la verdad, con modificarla, así como de rebajarla
(aguarla), oscurecerla, desviarla, etc. Rom.1:25; Ef.4:25. Claramente nos habla
la Biblia de sustituir algo cierto o verdadero con algo que no corresponde. El
que miente va contra la verdad y defrauda al prójimo al tratarle como un ser
sin valor al que puedo pasarle por encima con mi mentira.
2. Falso rumor.
Un rumor es hacer correr un comentario
de modo que se escuche, pero no tan duro, nada confirmado por el que lo
comunica, pero seguramente cierto. Hay rumores que resultan ciertos y otros
eran simplemente falsos. Encontramos que,
aunque las palabras sean dichas con el antecedente de: no lo puedo confirmar,
pero…. O con las palabras: no me consta, pero… O tal vez el: escuche
que…pero habrá que ver, no por eso lo hacen menos grave, pues si hay algo
de lo que no estamos seguros e intencionalmente lo propagamos - sabiendo o no
que quien lo escucha casi que lo dará por cierto-, es una manera de mentir.
Ex.23:1a.
Si no podemos sostener algo por falta de
conocimiento, rumorar es mentir, pues puede que resulte cierto, pero no lo
teníamos por cierto cuando lo hablamos. El rumor generalmente tiene falsedad,
porque si fuera cierto no se estaría rumorando, tal vez chismeando, pero no
rumorando. ¿Qué nos lleva a hacer correr unas palabras de las cuales no estamos
seguros? Ganas de atención propia, morbo (interés mal sano), satisfacción por
lo que se rumora, pero nunca un deseo de honrar la verdad ni la reputación del
prójimo.
3. Falsear Juramento.
Culturalmente nos hemos visto ya
involucrados en muchas formas que dan realce a nuestro testimonio porque la
sola palabra parece que ya no vale. Usamos palabras que no deberíamos como: Pa’
Dios, se lo juro, seguro, por lo más sagrado, y más.
No estoy diciendo que jurar sea algo intrínsecamente malo (Dt.6:13), pero
hacerlo en todo o a la ligera, aun mas hacerlo por hacerlo sin caer en cuenta
el peso de asegurar algo con unas palabras, es pecaminoso. A veces solo son palabras porque ni es
nuestro deseo jurar, ni decir la verdad. No por el hecho de ser descuidado deja
de ser pecado. Ec. 5:2-7.
Si esto es verdad en caso de descuido,
mucho más será cierto en caso de intencionalidad gravosa que busca perjudicar
al prójimo (Jer.5:1-3a; Sal.24:4). Debemos entender que nuestra palabra tiene
el peso de un juramento, o al menos así lo toma Dios (Mt.5:37). Pero como
cristianos debemos estar muy atentos a palabras como: Dios sabe que…apúnteme
para…delante de Dios…y a estar muy atentos a compromisos adquiridos sea por
escrito o verbalmente.
4. Calumnia.
La calumnia es una información falsa que
se extiende maliciosamente para herir a alguien. De hecho, la línea entre el
rumor exagerado y la calumnia no siempre es fácil de delimitar. La calumnia
siempre es falsa y deliberadamente dañina. Seguramente detrás de cada calumnia
hay un espíritu rencilloso, de odio, que no valora al prójimo. La calumnia es
un atentado cruel contra la reputación de alguien a la vez que es mentira
descarada. Generalmente quien calumnia se ha llenado de un espíritu de
superioridad y se cree con derecho de dañar al prójimo con palabras malignas.
Note la conexión entre orgullo y calumnia en 3 Jn.9 y 10.
Zac.8:16-17. Nos habla de hablar la
verdad y juzgar bien, sin albergar odio en el corazón hacia el prójimo, pues
estas cosas Dios las odia. Alguno podría pensar que solo quien detracta de otro
es el malo, pero meditemos que el Señor denuncia que quien escucha es mentiroso
y malo. ¿Es cierto eso? Claro que lo es porque quien se presta para escuchar
una falsedad es porque tiene un puente de identificación con la mentira que
escucha y la que hay en su alma. Si así no fuera – como el caso de Dios -, la
aborrecería (Prv.17:4).
Si se roba, la victima puede verse
compensada, si se falta en otros sentidos puede haber restitución, pero nunca
el solo: ‘lo siento’, basta para restituir una calumnia. Si alguien se
viniera en tu contra y te diera 5 puñaladas y luego más calmado te dijera, ‘lo
siento’ ¿lo verías como correcto? La calumnia es más que eso, pues
difícilmente se puede reparar este mal, por ello Dios puso un remedio que en
algo ayuda a reparar este crimen (Lv. 6: 1-5). Así aprendemos que la calumnia
no se repara con un perdón, sino que la reparación debe superar la ofensa con
creses. ¿Has sido calumniado? Lc.6:28.
5. Inexactitud terminológica.
Esta es una palabra acuñada para señalar
otra forma de mentira y es – como dice un autor -, cuando somos económicos
con la verdad. Podemos presentar una información selectiva o atenuando las
palabras y así dar una impresión falsa de lo que es en realidad. Una de las maneras
más comunes de esta inexactitud terminológica es el nuevo nombre que se le da a
los pecados para hacerlos más aceptables (Fantasías sexuales, presos de guerra,
libre desarrollo de la personalidad). Otra manera es la justificación de errores
por palabras atenuadas. En alguna riña alguno puede testificar: Subí de
decibles la voz exasperado y le apliqué un estímulo físico al otro, cuando en
verdad debió decir: lo grité, lo ofendí y le pegué.
Esta inexactitud también se presenta
cuando ‘editamos’ la verdad. Con el método ‹‹recortar y pegar››, podemos poner
en otro orden las palabras, suprimir otras y dar una información desviada de la
verdad. Es decir, podemos mentir cuando decimos parte de la verdad omitiendo
intencionalmente la otra parta para engañar o poniendo las palabras en un orden
o que afecta el significado verdadero. Mr. 14:58.
6. Conspiración de silencio.
Siempre que se miente se engaña, pero no
todas las veces que se engaña se ha mentido en palabras. Hay una manera de
engañar que no necesariamente está ligada a hablar, precisamente se engaña
haciendo lo contrario. Esto se llama conspiración de silencio o premeditar un
silencio con el fin de engañar o desviar la atención de lo verdadero o
simplemente porque no se quiere que la verdad salga a relucir. Debemos aclarar
que no es que nosotros debamos estar descubriéndonos ante todos y descubriendo
todo. El pecado consiste en callar intencionalmente algo que debe ser hablado,
la verdad lo requiere, la honra del prójimo lo demanda, la situación misma lo
requiere y calla, en ese contexto, es pecado. ¿No actuó Acán de esa manera?
A veces pecamos de esa manera cuando nos
enteramos de un comentario pecaminoso o cuando se dice algo inexacto que podría
corregirse con facilidad y permanecemos callados sin ofrecer evidencia de lo
contrario. Nuestro silencio queda entonces como una afirmación o como una
indicación que no poseemos ninguna información que lo contradiga. Quizás puede
ser igual de pecaminoso negarnos a defender la fe cuando la situación lo
requiere. Otra manera de hacerlo puede ser concertarse con otros bajo la ley
del silencio para dejar que las cosas sigan el rumbo sin interrumpirlo
favoreciendo así algún asunto pecaminoso.
7. Contradicción práctica.
Al estudiar lo que la Biblia habla de
este tema, encontramos algo que también es catalogado como mentira y es cuando se
desmiente con alguna acción algo que se dice con la boca. Es algo así como
hipocresía en el que se profesa algo y luego con las acciones se echa por
tierra lo dicho. Miremos los ejemplos que nos da la Biblia. 1 Jn.2:4 habla que
algunas personas profesan conocer a Jesucristo, seguramente han hecho esa
profesión publica de modo que todos a su alrededor asumen lo que confesó, pero
si no guarda los mandamientos de Dios como una constante en la vida práctica,
es mentiroso. Por más que se esfuerce por gritar su profesión, su vida habla más
fuerte y nos grita que es mentira, que no conoce a Cristo.
El otro ejemplo está en 1 Jn.4:20 y nos
habla de la persona que profesa públicamente su amor a Dios, pero que al mismo
tiempo puede vivir sin amor hacia algún hermano. No importa lo que diga, según
Dios, el tal es mentiroso porque realmente no ama a Dios. Así puede en culto
elevar sus cantos que confiesan su lealtad a Dios, pero es una lealtad falsa
porque si realmente tuviese temor de Dios, haría lo que Él manda y entre otras
cosas Él manda amar a nuestros hermanos. Por ello se le puede llamar mentiroso.
Pero estos ejemplos solo nos muestran que las inconsistencias entre lo que
profesamos como cristianos y lo que realmente hacemos nos ponen como crasos
mentirosos.
8. Chismes
El chisme, según se presenta en la Biblia, es usado como sinónimo de
murmuración y a veces como calumnia. De acuerdo a los textos donde se encuentra
esta palabra se señala al hecho de traficar indebidamente con información. Podemos
definir chisme como dar un reporte de otra persona a quien no se debe, que no
se es capaz de decirse directa ni bíblicamente y sin el ánimo de edificar. El
pecado del chisme es tan grave si pensamos que el mismo móvil que lleva a un
asesino a matar a otra, es el mismo que el de una persona cuando chismosea.
Quizás su moral no le permite llegar tan lejos como matar a esa persona; pero
cuando chismea es simple y llanamente, el asesinato premeditado de la
reputación ajena. Si alguno es capaz de chismosear, ese es un asesino, pues
está asesinando deliberadamente la reputación ajena, y eso es una perversión.
Pero, no
todo reporte negativo dada a un tercero sobre una persona es chisme, y ahí
debemos ser justos, y voy a demostrarlo bíblicamente. Mire lo que el apóstol
Pablo dice sin avergonzarse en 1 Cor.1:11. ¿Por qué esto no era un chisme? Definimos
chisme como todo reporte dicho a quien no se debe decir, con otra intención
ajena a edificar. Ahora, en este caso, los hermanos de Cloé hablaron con quién
debían hablar y ¿Para qué? Para corregir el mal que había en la iglesia.
No solo por la evidencia bíblica, lo cual debería bastarnos, sino
por el mismo motivo que es tan común y uno de los tratos más fraudulentos de la
verdad que podemos cometer como algo espontaneo es necesario mostrar lo dañino
de este mal y ser corregidos por la Palabra de Dios. Sin olvidar, claro está,
los efectos terribles del chisme.
Así que el chisme no puede ser excusado
porque lo dicho es ‹‹perfectamente cierto››. Sin embargo, no siempre es así,
porque cuando usamos una forma ilegítima de usar la verdad, siempre la
corrompemos. Así que cuando se ‘chismea’ una verdad siempre se distorsiona, el
100% de las veces. Hay una ley de la gracia común que nos dice: ‹‹Una verdad
propagada a través del chisme o murmuración, siempre aumenta su tono
ridiculizador, mientras que su contenido condenatorio jamás disminuye››. Todos
hemos pecado en esta área y debemos saber que es así.
Cuando no se usa la verdad de manera legítima,
es imposible dejar de pecar (el primer pecado empezó al deliberadamente usar un
medio pecaminoso). Luego decimos algo más o una palabra que interpreta otra y
no podemos evitar tomar partido en lo que decimos. Por ello el chisme se
relaciona con la calumnia y falso rumor, porque partió de una apreciación de
algo y se convirtió en un asunto distorsionado. Si el chisme es mentiroso entra
en la censura de la mentira y calumnia. Pero si es verdad entra bajo la censura
de murmuración, ‘hablar contra alguien’. Pero sea lo que sea evidencia el
carácter de una persona y no detiene las consecuencias malignas.
Lev.19:16
No andarás chismeando
entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.
Por vía de contraste andar chismeando es una forma
de atentar contra la vida del prójimo. Tal vez no contra su físico sino contra la
vida moral y la reputación del prójimo.
Prov.11: 12-13
El que
carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; Mas el hombre prudente calla.
El
que anda en chismes descubre el secreto; Mas el de espíritu fiel lo guarda
todo.
Se nos describe un poco el carácter del
chismoso: falto de entendimiento. ¿Por qué? El pobre ni entiende el arma con la
que está jugando. Además, es una persona que menosprecia a su prójimo. También
se le describe como una persona infiel. ¿Sabe una cosa? La persona que no teme
traficar un chisme con usted, no le costará mañana traficar un chisme de usted.
La alusión a ‘descubre el secreto’, no viene como un halago sino como alguien
que traiciona confidencias, que habla de lo que debería estar guardado porque
no tiene dominio propio.
Prov. 16:
27-28
El hombre
perverso cava en busca del mal, Y en sus labios hay como llama de fuego. El hombre perverso levanta contienda, Y el
chismoso aparta a los mejores amigos.
Algunos perversos cavan en busca del mal
resucitando historias que deberían haber quedado enterradas en el olvido para
siempre. Así hay personas que a causa de su ánimo de ‘tener algo nuevo que
decir’ prenden contiendas y destruyen la paz que hubiesen tenido si se hubiesen
permanecido callados. El hombre chismoso no cree conveniente calumniar
abiertamente al prójimo, sino que busca como difamar de otro secretamente. Eso
aparta al prójimo pues nunca se sostendrá una verdadera amistad basada en actos
pecaminosos.
Prov. 18:7-9
La boca del
necio es quebrantamiento para sí, Y sus labios son lazos para su alma. Las
palabras del chismoso son como bocados suaves, Y penetran hasta las entrañas. También
el que es negligente en su trabajo Es hermano del hombre disipador.
Los chismosos no solo son causa de ruina,
sino que son el instrumento de su propia ruina. Pero no podemos valorar como
poco el efecto que produce un chisme, pues ‘físicamente’ no parece letal, pero
llegan a lo profundo y producen heridas muchas veces fatales en los demás. Además,
los chismes cuentan con un recubrimiento de ese dulce del pecado que aún nos
atrae de alimentarnos con faltas o pecados ajenos. Aparte que quien chismea
peca, quien recibe el chisme no deja de ser estimulado por su ‘amigo’ al pecado
(Vaya amistad).
Prov.20.19
El que anda
en chismes descubre el secreto; No te entremetas, pues, con el suelto de
lengua.
Ya hablamos de la primera clausula,
entonces hablaremos de la reprensión que Dios nos hace de evitar a quien
chismea. Hagámoslo por obediencia, por amor al prójimo y a nosotros mismos que
somos dañados cada vez que escuchamos un chisme. El tal debe ser reprendido en amor,
aun así, asociarse con él como si nada tuviera no es sabio ni seguro mientras
no renuncie arrepentido a su proceder.
Prov.26:20-22
Sin leña se
apaga el fuego, Y donde no hay chismoso, cesa la contienda. El carbón para brasas, y la leña para el luego;
Y el hombre rencilloso para encender contienda. Las palabras del chismoso son como bocados
suaves, Y penetran hasta las entrañas.
Volvemos a ver verdades que ya hemos
visto y aquí se nos describe el chismoso como quien enciende contiendas. Quite
el chismoso y quitará la fuente del incendio. El sentido común nos dice que si
hay un fuego prendido en un rincón de la casa no ponemos una cinta que diga
¡cuidado! Ni organizamos la casa de modo que nadie tenga que pasar cerca. Si usted
ve eso, creo que va y lo apaga de inmediato. Apliquemos ese principio al chisme
porque no es menos peligroso. Reprenda y huya, quite el chismoso y las rencillas
que vienen por ello cesarán.
Jer.6:28
Todos ellos son rebeldes, porfiados, andan
chismeando; son bronce y hierro; todos ellos son corruptores.
Una descripción del pueblo rebelde al que Dios dirige su juicio. Aquí se
nos pone en relieve que el chisme no es una cosa aislada de un carácter bueno.
Como todo pecado de la lengua, viene acompañada de otras cosas. Quien es
chismoso debe examinarse realmente delante de la cruz de Cristo y verá que el chisme
es solo uno de los pecados que le acompañan. Hay más pecados donde el chisme se
para hablar.
1 Tim.5:13
Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa
en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas,
hablando lo que no debieran.
Es muy iluminador que el Espíritu Santo nos haga ver que el chisme viene de
la mano del ocio, de la desocupación, de no estar ocupados en obediencia.
Alguno puede decir: ‘yo ando muy ocupado’, pero hablo de ocupación espiritual.
Alguno puede trabajar 23 horas diarias y en todas ellas haber murmurado. Note
el contraste del apóstol, nos enseña que andar por allí sin obedecer lo que
Dios le ha mandado a cada cual es el campo propicio para el chisme. Así que
hermano, ande y trabaje duro, vea por su casa, gobierne los suyos, pastoréelos
según la Biblia y me cuenta si le quedó tiempo de conspirar contra alguien.
Hermana trabaje como Dios le ha mandado, cuide sus hijos, sirva a su esposo
como es debido, administre su hogar y me cuenta si queda con fuerzas para
hablar. No lo hagamos y nuestra mente correrá tras el chisme.
Números 12 nos habla de un episodio de
murmuración donde no se nos dice que el contenido del mismo sea malo, sino que
se habló con desdén de un hombre y se puso en tela de juicio la obra de Dios en
él. El punto es que no se traficó con una mentira sino con que la intención fue
dañar la honra de alguien con un comentario y Dios no se hizo esperar con las
consecuencias.
Concluyendo, recordemos que El chisme o
murmuración es la transmisión de noticias y rumores, sean verdad o mentira, por
cualquier otro motivo que no sea la edificación o la honra de la reputación de
alguien. A diferencia de la mentira, el chisme puede transmitir cosas ciertas,
pero con otros propósitos.
El acto viene asociado con
secreto, morbosidad, ocio y corrupción. Además, que en algunos lugares se nos
describe la misma persona del chismoso como de un suelto de lengua,
violento, infiel, falto de entendimiento, perverso, contencioso, malicioso,
rebelde, entrometido. Y no dejan los textos de señalar los efectos del
chisme como imprudencia, herimiento, promueve la contienda, aparta los amigos,
herimiento propio, disipación, estimulo del pecado de otros, desorden.
9.
Juicio Premeditado
En otras ocasiones el uso indebido de la
verdad y la deshonra al prójimo viene ligado a la ligereza de alguno para
emitir juicios para los demás. El juicio lo entendemos como emitir un concepto
de algo o alguien, de un hecho, por ejemplo y darle un calificativo. Juzgar es
eso que hacemos evaluando, sopesando y luego calificando algo como bueno, malo,
mejor, peor, etc. Como usted se puede dar cuenta juzgar como tal no siempre es
malo. Es parte de ser seres morales y racionales lo que nos lleva a juzgar. Si
usted ve que su hijo pequeño se acerca a la mitad de un juego de futbol de
adultos, su mente enseguida evalúa y juzga eso como malo. Allí juzgar está
bien. Pero sabemos que no es de este juicio que nos referimos.
Nos referimos al acto de emitir un fallo
definitivo sobre algo o alguien de manera precipitada o injusta, que no
corresponde a la realidad o a toda la realidad. Esto tiene sus variaciones y
debemos aceptar que muchos -diría yo-, la mayoría de nuestros juicios se hacen
por lo que recibimos por nuestros sentidos y algunas veces por nuestras
corazonadas. ¿Ha juzgado como pedante a una persona que nunca ha tratado ni
hablado sino solo visto? ¿No decimos que ‘se le ve el orgullo’? Eso es juzgar.
Si nos pasa a simple vista imagínese lo que podemos llegar a hacer cuando por
algún motivo nos conocemos y tratamos con otros.
Juzgar
es pecaminoso porque:
- Es contrario a exhortaciones explicitas
en las Escrituras. Jn.7:24;
Rom.12:1; 14:10; St.4:11. No estamos hablando de algo que la Biblia ‘da a
entender’ sino que dice con claridad. No juzgar es el mandato de Dios. Si bien
hay muchas referencias a juzgar correctamente, ese tipo de juicio precipitado,
falto de la realidad total es algo que Dios mismo nos mira y nos dice ¡No!
- Generalmente lo hacemos basados en
nuestros falibles sentidos. Encontramos que cada vez que juzgamos lo hacemos
principalmente confiados en que la apreciación de las cosas es la más correcta
y la infalible. ¿Qué dice la Biblia de nuestro corazón? ¿Qué dice la Biblia
acerca de juzgar solo por lo que vemos? 1 Sam.16:7; Jn.7:24. Ejemplo, la
persona que juzga la actitud de otra por un gesto o postura sin saber quizás que
estaba enfermo o atribulado (1 Sam.1: 12-15).
- Asumimos que nuestra visión de un
asunto o persona es lo que corresponde 100% a la realidad. Nos colocamos en una
posición muy orgullosa al pensar que nuestra perspectiva de las cosas es lo que
es y corresponde a la realidad el 100%. Podemos preguntar ¿Tenemos una visión
completa de las cosas como para decir que nuestra perspectiva es la verdad? Le
repito que no hablo del juicio justo sino de la facilidad con que nos sentamos
en una posición asegurando que nuestra percepción es la realidad y no aceptamos
otra (1 Sam.22:12-13).
- Aseguramos cosas que como seres
humanos nos están veladas a nuestros sentidos. Así podemos hasta suponer lo que
la persona estaba pensando y el motivo por el que hizo las cosas. A veces coincide,
pero la mayoría de veces no. ¿No es este juicio pecaminoso? ¿No es ponernos en
el lugar de Dios quien es el único que conoce los pensamientos y las
intenciones del corazón? Jer.11:20a; Sal.139:23; Jn.2:25. Nosotros podemos ver
actos, muchas veces actitudes y nadie necesita darse por enterado de una forma
descortés de trato, pero eso es distinto a atribuirnos la capacidad de decir
con certeza cuales fueron los pensamientos e intenciones.
- Mentimos porque nuestros juicios solo
pudieran reflejar parte de la realidad. Si vamos a juzgar debemos: Conocer la
situación aun con el más mínimo detalle, debemos conocer los pensamientos de la
gente y sus motivaciones y luego y solo luego podemos emitir un juicio. ¿Fácil
no? No sabemos nada y creo que es injusto, no hace honor a la verdad y daña la
reputación del prójimo que le califiquemos por solo lo que logran ver nuestros
ojos o percibir nuestros sentidos o solo apoyados en nuestra propia y personal
apreciación de algo. Somos tan ligeros que podemos convertir un acto pecaminoso
de una persona en una evidencia que toda la vida ha hecho eso.
¿Hay un
juicio permitido?
Por ello el Señor mandó a los de su
época que si lo iban a juzgar lo hicieran con justo juicio, apoyados en
elementos no subjetivos de ‘me parece’, ‘creo’, ‘percibo’, sino con justo
juicio. Eso implica que debemos acudir a las Escrituras, seguir procedimientos
bíblicos, ser justos en lo que vemos o escuchamos, no podemos emitir juicios de
pensamientos o motivaciones a menos que realmente las conozcamos, más bien
atenernos a los hechos y aun así guardar la humildad en el alma que tal vez yo
soy el único que ve eso y que no debo ser apresurado.
Por ello la Biblia nos habla lo que
debemos hacer con los pecados del prójimo. Si no son creyentes, reprenderlos,
denunciarlos. Si es de los hijos de Dios, Él mismo nos ha prescrito la manera
de tratarlo. Por eso no dice: si tu hermano peca contra ti, júzgalo sino
repréndelo y hazlo primero estando tú y él solos. No hay propósito de juzgar si
lo que tenemos en mente es ayudar y edificar a nuestro hermano. ¿Qué sacamos al
examinar, averiguar, indagar, sopesar, juzgar y luego emitir un juicio contra
el hermano? Pues bien, ¿Piensas que allí termina todo con tu veredicto? Por el
contrario ¡Allí empieza todo!, si sabes que haciendo todo eso resuelves,
compruebas, que tu hermano es mentiroso – por ejemplo-, bien no llegaste a
ningún lado, solo estas parado en Mt. 18:15 en el primer escalón ¡Empieza
entonces el proceso!
Pero en casos donde nos toca emitir un
juicio, por ello Dios nos dejó su Palabra, nos dejó en medio de la iglesia, nos
provee de liderazgo pastoral, de hermanos maduros, para que, si fuera el caso, pudiéramos
emitir un justo juicio (1 Cor.5:12). Aquí es donde se vuelve importante estar
muy cerca a los medios de gracia. ¿Con que herramientas juzgas si tu exposición
a las explicaciones bíblicas es de un ahora cada semana? ¿Con que espíritu
emitirás un juicio si tu corazón no está continuamente ablandado por los
ejercicios de oración continua? ¿Cómo juzgaras lo espiritual si andas en tus
caminos? ¿Cómo te atreves a organizar lo espiritual con elementos carnales? (1
Cor.2:15; 6:5). Lo otro es lo que hacemos comúnmente, ver y juzgar
implacablemente.
10.
Indirecta
Hablamos de indirecta a la manera de
hablar dónde se va contra el honor a la verdad o la reputación del prójimo de
una forma intencional y maliciosamente velada. Seguro que podemos tener
temor de enfrentar la verdad sea cual sea o decirla de una forma Bíblica y
directa a una persona con el fin de edificarla, pero pensamos que hay un
recurso que podemos usar y es tratar de insinuar algo por lo opuesto o con un
énfasis indebido que para nada suena a verdad ni honra al prójimo.
No estoy hablando cuando por respeto o
modales atenuamos la verdad sino cuando hay una ofensa de por medio, un
revuelto de murmuración, chisme, mentira y deshonor. Así las indirectas nunca
son recibidas como edificantes además que suelen ser bien ambiguas por las que
el que las recibe, no entiende muy bien cuál es el punto en cuestión. Es aquí
donde vemos que no solo lo que pronunciamos cuenta pues sabemos que podemos articular
las palabras correctas, pero la intencionalidad y el énfasis comunicarán algo
distinto. Entre las indirectas tenemos el sarcasmo (ironía mordaz) o la ironía
(burla fina y disimulada, tono burlón o comunicar por medio de unas palabras lo
contrario), el silencio embarazoso, las cejas arqueadas, el encogimiento de
hombros, la mirada burlona, etc. Son
claras indirectas que dañan y no hacen honor a la verdad ni al prójimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios son importantes. "Que tus palabras sean las necesarias a fin de edificar a quienes las lean".