lunes, 30 de octubre de 2017

LECCIONES DE LA VIDA DE JUAN CALVINO

Por: Jorge E. Castañeda D.
Cuando el monje agustino Martín Lutero tenía 26 años, probablemente cursando su doctorado en Teología, nace en Noyon, Francia, para un 10 de Julio, Juan Calvino (1509-1564). El padre de Calvino le consiguió un cargo eclesiástico a sus 12 años, lo que no era un inconveniente porque podía recibir el dinero del cargo y contratar un sacerdote viejo que lo reemplazara. Calvino puede ingresar a la universidad cuando tenía 14 años donde aprendió el francés y el latín. A los 19 años recibe una maestría en artes. Se graduó en leyes en 1530, a sus 21 años. A la muerte de su padre, Calvino entonces se dedicó al estudio del latín, el griego y el hebreo en el Colegio de Francia, institución humanística creada por el rey Francisco I, en París, en 1530. Probablemente para los años 1532-33, Calvino es convertido.
Tres años después el primer ejemplar de su magna obra. Institución de la religión Cristiana, vio la luz. Eso quiere decir que empezó a trabajar en esta obra cuando tenía 27 años y esta tenía 516 páginas repartidos en seis capítulos. La obra fue ampliada, editada, en lapsos en su vida, pero la última edición se llevó a cabo en 1559-60 cuando tenía 50 años, 4 antes de su muerte.
Fue en una visita inocente a Ginebra donde se quedó allí y donde desarrollaría su ministerio pastoral por excelencia, escribiría, influiría de Ginebra para el mundo con una aplicación consecuente del calvinismo a la religión y sociedad. No podemos hablar el todo de Calvino y su influencia, solo bástenos decir que de todos los lugares de Europa vinieron a ser instruidos por él. Así, la palabra Reformado viene a abandonar su significado formal, por uno más religioso, para ser sinónimo de calvinista. El calvinismo, que no es otra cosa que la Palabra de Dios bien interpretada, influyó la Europa de su tiempo y más allá, Inglaterra, pasó a América por los peregrinos puritanos y se ha dado a conocer en todo el mundo. Un resurgimiento de la Sola Escritura y la gloria de Dios, de lo que nosotros somos hijos latinoamericanos.
10 lecciones de la vida de Calvino
1. Que todo debe ser hecho para la gloria de Dios.
La motivación que movía la vida de este hombre era una inigualable pasión por la Gloria de Cristo, según Él se ha revelado en las Santas Escrituras. Sin duda, la historia nos muestra que pocos hombres han tenido ese mismo sentir como él. La preeminencia de la Gloria y Majestad de Dios era su centro, la Palabra de Dios el bendito e inigualable medio por el que Su Majestad era comunicada y las obras de la providencia entendidas. Calvino hizo de la gloria de Dios el fin de todo lo que hacía y elevó la gloria de Su Palabra, tan olvidada en la experiencia viva de la cotidianidad y religión de su época. Así ennobleció cada labor, trabajo y ocupación, tanto como se haga para la gloria de Dios.
2. La Centralidad y necesidad de la predicación en la vida del Pastor y de la iglesia.
Predico alrededor de 4000 sermones desde el pulpito. Con su agudeza exegética y paciencia pastoral, honró la predicación de la Palabra de Dios al darle la preeminencia que, Según la Escritura, es necesario que tenga la exposición de la Palabra de Dios en la Iglesia. Este hombre dedicó su vida a predicar expositivamente la Biblia. Explicando versículo por versículo los libros Bíblicos a su Iglesia. No cayó en la tentación de correr a las “necesidades percibidas” de la congregación, porque sabía que es la Palabra de Dios lo que necesita el pueblo de Dios. Así que dedicó su vida a exponerla con claridad, con continuidad, sistemáticamente, por largos años. Cada dos semanas predicaba 10 sermones, cada semana daba tres conferencias de teología, asistía a la reunión del Consistorio de la ciudad a hacer sus amonestaciones. Cada viernes hacía un estudio de la Biblia. Calvino era, sobre todo, un predicador y como todo pastor, teólogo.
3. Que las grandes y permanentes reformas se llevan a cabo con toda paciencia y doctrina.
En armonía con su alto aprecio por las Santas Escrituras, no solo predicó, sino que escribió comentarios Bíblicos. Cubrió el 75% de la Biblia en sus comentarios. Comentó 24 de los 27 libros del Nuevo Testamento. Al morir ya había dejado 45 volúmenes de comentarios Bíblicos de más de 400 páginas cada uno de ellos. Fue intensivamente un predicador expositivo, nunca abandonó su costumbre de ir libro tras libro de la Biblia. Y todo esto lo hacía con una mezcla excepcional de rigor exegético como erudito que era y sencillez y amor pastoral. Calvino nos dio el más hábil, claro, palpable y gran ejemplo de exposición de las Escrituras que hemos visto por siglos. Nunca dejaba de visitar a los enfermos, de exhortar y aconsejar en privado y otras cosas más. Escribía a sus compatriotas franceses con regularidad y aun a muchos jóvenes mártires que no conocía pero que se sentía obligado a hacerlo. Todo esto en medio de la composición de libros, folletos y diversos tratados esplendidos.
4. El supremo valor de sistematizar las doctrinas con claridad para diferenciarla del error.
De sus manos surgió la mayor obra literaria de la Reforma protestante, la cual se usó como un texto de Teología sistemática y que sirvió como ayuda para la instrucción de los pastores y sus congregaciones. También se usó como base para la elaboración de Confesiones de Fe, Catecismos y tratados que hicieron oír la voz del pueblo de Dios que se rehusó ser identificado con la Iglesia apostata. Esta obra es la Institución de la Religión Cristiana. Calvino la escribió a los 25 años relativamente poco tiempo después de su conversión. Después de 5 ediciones que ampliaban su contenido, sus Instituciones llegaron a su forma final de 80 Capítulos, 4 Libros y 450.000 palabras aproximadamente. Aunque en la historia de la Iglesia algunos hombres procuraron sistematizar las doctrinas Cristianas Evangélicas, finalmente fue Calvino quien llevó estas procuras a una realidad. En sus Instituciones se abordaron de una manera ordenada las áreas de doctrina que identificaba la Iglesia Cristiana Evangélica. Calvino no desarrollo su propio pensamiento que puede cambiar naturalmente con los años, sino que se apoyó en la Biblia que permanece para siempre.
5. A pensar más allá de nuestra generación.
No solo se afirma esto por la abundante literatura que dejó tras sus labores, sino que en el 1559 formó una academia en Ginebra para entrenar a las personas en sus distintas vocaciones. Esta educación se daba en dos niveles. En el primer nivel era una educación pública básica donde se educaba a los laicos para que vivieran para la gloria de Dios según su vocación. En el segundo nivel se enseñaba a aquellos varones inclinados al servicio cristiano para que educados pudieran enseñar a otros. 600 estudiantes estaban a su inicio en la Academia de Ginebra, cristiana, calvinista pura. Cinco años después los estudiantes sumaban los 1200. Venían de todas partes a ser instruidos por la academia de Ginebra. La mayor gloria de sus últimos años lo fue la "Academia de Ginebra," o como se le conoció posteriormente, la "Universidad de Ginebra." Fue la primera universidad protestante que se levantó en el mundo, y por largo tiempo había sido el sueño de Calvino. Estaba convencido de que Dios desea que sus siervos sean bien educados, personas bien capacitadas, gente superior. Sobre la Universidad de Ginebra, Williston Walker, expresa lo siguiente: Esta se constituyó en seguida en el mayor centro de enseñanza teológica de las comunidades reformadas no luteranas, y el gran seminario del cual salieron una cantidad de ministros no sólo para Francia, sino en menor número para los Países Bajos, Escocia, Inglaterra, Alemania e Italia.
6. Las ideas tiene consecuencias.
Las ideas y doctrinas calvinistas salieron a todo el mundo. Luego que muchos de estos estudiantes fueron enviados a muchos lugares después de terminar sus estudios. Ginebra se convirtió en el lugar donde los cristianos perseguidos se refugiaban por la persecución de la Inquisición romana. Sin embargo, ellos luego volvían a sus tierras con las doctrinas de Calvino diseminándolas en muchas partes del mundo. Las obras de Calvino se empezaron a traducir y a ser distribuidas por muchas partes. Su influencia llegó a Francia donde obviamente Calvino no podía poner un pie. Antes de 1562 los creyentes franceses se reunían en cuevas, fincas, graneros, por la persecución Estatal y de la iglesia de Roma. Pero por la influencia del Calvino después de esta época, se conocía de la existencia de más de 1200 Iglesias Cristianas Evangélicas en Francia. Esto de por si es importante, pero aumenta su relevancia el saber que para ese entonces había dos leyes claras en Francia: No ser cristiano y no salir de Francia, so pena de muerte. De una población de 20 millones de franceses, 2 millones eran abiertos confesores del calvinismo. Un tercio de la nobleza en Francia era calvinista.
Su influencia se extendió por Europa, empezando el mismo recorrido que había tenido en Ginebra, permeando la cultura, la política y, sobre todo, las Iglesias. Para solo citar un ejemplo, el conocido John Knox fue influido directamente por Calvino y fue a Escocia y promovió lo que se conoce como La Reforma Escocesa. La influencia del calvinismo dio origen al puritanismo. Las Instituciones de Calvino eran “la carne que comían los puritanos”. El calvinismo era la teología que reinaba en Inglaterra para la época colonial. Esto es un dato muy importante porque fueron los ingleses quienes penetraron en América, lo que nos muestra que la sociedad americana en sus comienzos traía raíces calvinistas.
7. Que cuando la gloria de Dios, la pureza doctrinal y la santidad de la iglesia están en peligro, hay que ser firmes sin reparar en las consecuencias.
Sabiendo que fue una decisión Estatal la que le permitió trabajar como predicador en Ginebra defendió la separación adecuada entre Iglesia y Estado. Esto y enfrentarse a los libertinos de su época que querías ser cristianos nominales pro no reales, le costó, entre otras cosas, ser desterrado de Ginebra por algunos años. Luego la misma Ginebra en cabeza del Estado lo pidieron con urgencia a causa del desorden social y eclesial que se levantó tras la partida de Calvino de Ginebra. En contra del mundo, como lo haría Lutero, enseñó y promulgó desde el pulpito, en los libros y tratados que Solo Cristo es la Cabeza de la Iglesia no el papa a riesgo de perder la vida. Se enfrentó a aquellos que deseaban participar de la Cena del Señor siendo impíos en su manera de vivir y enseñó la disciplina de la iglesia como ningún otro en su tiempo. Accedió a defender su fe de forma pública y lo hizo también de forma escrita. Su vida estuvo en constante peligro, pero no se doblegó a ello por amor a la verdad.
8. Las providencias adversas no merman el servicio diligente para Dios.
En su juventud tuvo que huir algunas veces para salvar su vida. Tuvo que mudarse varias veces porque en ocasiones hasta comer le era difícil. Se veía enfermo continuamente de su estómago, sufría fuertes cólicos, escupía sangre, era afectado con regularidad por fiebres palúdicas, tenía gota y sufría de dolorosas hemorroides. Sin embargo, peor que todo lo anterior parece haber sido los cálculos en los riñones que tenía que soportar sin el alivio de algún sedante. Calvino intentó tener hijos con su esposa. Tuvo que enterrar a sus tres hijos quienes murieron tiempo después de haber nacido. Amaba a su esposa Idelette, quien también le fue quitada de su lado 9 años después de casarse. El dolor de estas pérdidas le afectó demasiado, según él mismo lo confiesa en algunas de sus cartas. Aun así, nunca paró su vida agitada. Siempre había un sermón que predicar, una carta que escribir, un libro que completar, una exhortación, consejo o una visita que hacer.
9. La vida de austeridad.
Mientras que, en su tiempo, la iglesia romana era una feria de ostentación, derroche y lujos, y mientras que si por la fama que ya tenía Calvino fuera, no sería extraño ver a Calvino en un palacio rodeado de riquezas y reconocimiento. Pero para vergüenza de la opulencia papal Romana, todas estas cosas fueron realizadas por un humilde hombre que vivía en la Calle del Cañón en Ginebra. Roma hizo que corriera un rumor de la supuesta riqueza y ostentación de Calvino para justificar sus aberraciones ostentosas. Ser de humilde condición económica y no pretender mejorarla, era una virtud desconocida en la iglesia de Roma. Sobrevivió mucho tiempo con solo una comida al día sin comer nada más y dio instrucciones precisas que al momento de morir, quería ser enterrado como cualquier hombre, con una lápida sencilla solo con sus iniciales (JC).
10. Humildad hasta el final.
Enfermo y debilitado por la clase de vida que llevó, partió de este mundo el 27 de mayo de 1564 a los 54 años entre las 8 y 9 de la noche. Entre continuas y silenciosas oraciones y ataques de dolor, se quedó dormido apaciblemente esperando el día de la resurrección. El hombre cuyo nombre con el tiempo está más ligado a la doctrina de la predestinación que ningún otro, entró a la presencia del Señor dejando atrás una huella imborrable en la historia de la Iglesia y el mundo occidental. Cuando hoy se acusa a los reformados que la doctrina de la predestinación produce inactividad y pereza o tal vez descuido espiritual, este hombre nos enseñó todo lo contrario, que la verdadera gracia que sin merecerla llega a un individuo, produce un anhelo por la supremacía de Cristo en todas las cosas, pasión que es imposible retener en la actitud de la pasividad.
Antes de morir, dicta como parte de su testamento las siguientes palabras:
“En el Nombre de Dios, yo Juan Calvino, siervo de la Palabra de Dios en la Iglesia de Ginebra, debilitado por muchas enfermedades…doy gracias a Dios por haberme mostrado no solo misericordia, a mi su pobre criatura, y por haberme soportado en todos los pecados y debilidades y lo que es mucho más por haberme hecho participe de su gracia para servirle por medio de mi obra…Doy testimonio de que vivo y me propongo morir en esta fe que Dios me ha dado por medio de Su Evangelio, y que no dependo de nada más para la salvación que la libre elección que Él ha hecho de mí”.
“Acepto la gracia que se me ha ofrecido en nuestro Señor Jesucristo y acepto los meritos de su sufrimiento y muerte ya que por medio de ellos han sido sepultados todos mis pecados; y humildemente le suplico que me lave y purifique con la sangre de nuestro gran Redentor, que fue derramada por todos los pobres pecadores de modo que yo, cuando me presente delante de su rostro, pueda mostrarme semejante a Él”.
“Además, declaro que me he esforzado en enseñar su Palabra incontaminada y en explicar la Sagrada Escritura fielmente, según la medida de la gracia que Él me ha dado. En todas las discusiones que he tenido contra los enemigos de la verdad, no emplee ni astucias ni sofismas, sino que he luchado por Su causa con honestidad. Pero, oh mi voluntad, mi celo fueron tan fríos y flojos que me reconozco culpable en todos los aspectos; sin su infinita bondad, todos mis esfuerzos apasionados serían humo, más aun, la gracia misma que me dio, me haría resultar más culpable; por ello mi única confianza es que el Padre de misericordia quien como tal desea revelarse a mí, miserable pecador”.
“En cuanto a lo demás, deseo que después de la muerte mi cuerpo sea sepultado según la forma acostumbrada en espera de la bendita resurrección”.

Este artículo no es todo lo que se puede decir del reformador, pero ha pretendido honrar al hombre que infatigablemente trabajó por amor a la obra de Cristo en un tiempo cuando solo ser cristiano era ya pagar un precio muy alto para cualquiera, cuanto más trabajar para Sus intereses siendo el principal de los reformadores. Sin prometérsele un galardón mayor que al nuestro, sin tener un Cristo mayor que el nuestro, sin dársele medios más poderosos que los que se nos han concedido a nosotros, viviendo en el mismo mundo, trabajando con individuos pecadores a su alrededor como nosotros y, aun así, viviendo la fe en medio de su debilidad tan distinto a nosotros que solo saberlo nos avergüenza. Como bien nos guían las Escrituras en Hebreos 13:7: ‘Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe’. Eso mismo es este escrito.
Hoy en una época en que ser reformado pareciera ser una novedad teológica, cuando las doctrinas calvinistas son llamadas herejías o fanatismo, cuando para muchos ser reformado significa aceptar meramente las doctrinas de la gracia, o congregarse en un templo que antes se dedicó a la proclamación de la Palabra de Dios, o sencillamente un simple distintivo doctrinal, es necesario escuchar la voz de Calvino, que no es más que la explicación de las Escrituras y la aplicación a cada aspecto de la vida.
Nuestra manera de ver la Biblia debe cambiar, nuestra predicación ha de ser transformada, nuestra vocación precisada, la Iglesia debe volver a las sendas de la verdadera doctrina que hoy se está esfumando frente a nuestros ojos impávidos, nuestro llamado a glorificar el Nombre de Cristo en esta generación debe ser atendido con toda solicitud. Es necesario volver a la pasión por la Gloria de Dios mediante un acercamiento honroso y dedicado a la Palabra de Dios. Este fue Juan Calvino, el hombre humilde que vivió toda su vida en Cristo bajo el lema: Soli Deo Gloria.

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