Es
típico que en las celebraciones de una fecha especial, se busque recordar
mediante algunos símbolos, aquel significado que mantiene dicha celebración
viva. En épocas patrias, sacamos una bandera que ondea en nuestras casas para
recordarnos el amor a nuestra patria libre y de alguna manera, aquellos hombres
que la hicieron posible.
Seguramente
cuando se acerca otra celebración de aquel 31 de Octubre de 1517, cuando Martin
Lutero clavó por segunda vez sus tesis en la puerta de la Iglesia de
Wittenberg, Alemania, celebramos la época que este evento representa. Creemos
que en sí mismo este acto no era tan trascendental, y visto solo, no
representaba más que la opinión de un monje inquieto. Sin embargo, es un acto que
se marca como la representación de todo un pensamiento y quizás una teología
que había hervido por siglos bajo la superficie de la religión tradicional, y
que buscaba ir de regreso a las Escrituras en los fundamentos doctrinales y de
vida y que por la providencia de Dios después de muchos siglos, esa vez erupcionó.
Sea que la frase “Sola Escritura” se haya o no elaborado en la Reforma, retrata
perfectamente la bandera de este avivamiento espiritual. La Reforma jamás puede
huir ni superar su apego a las Sagradas Escrituras y la historia misma confirma
la juiciosa adhesión de los reformadores al Sagrado Tomo.
Solo
para poner un ejemplo entre muchos, Juan Calvino predico alrededor de 4000
sermones desde el pulpito. Para que se lleve una idea práctica de la “Sola Escritura”
le diré que Calvino comenzó su serie sobre el libro de los Hechos el 25 de
agosto de 1549 y la termino en marzo de 1554. Después de Hechos paso a las
epístolas a los Tesalonicenses (46 sermones), Corintios (186 sermones), las
Epístolas pastorales (86 sermones), Gálatas (43 sermones), Efesios (48
sermones)…En…1559 comenzó la armonía de los cuatro Evangelios y no la había
terminado al morir en 1564. En armonía con su alto aprecio por las Santas
Escrituras, no solo predicó sino que escribió comentarios Bíblicos. Cubrió el
75% de la Biblia en sus comentarios. Comentó 24 de los 27 libros del Nuevo
Testamento. Al morir ya había dejado 45 volúmenes de comentarios Bíblicos de
más de 400 páginas cada uno de ellos. Fue intensivamente un predicador
expositivo, nunca abandonó su costumbre de ir libro tras libro de la Biblia. Y
todo esto lo hacía con una mezcla excepcional de rigor exegético como erudito
que era y sencillez y amor pastoral. Calvino nos dio el más hábil, claro,
palpable y gran ejemplo de exposición de las Escrituras que hemos visto por
siglos.
De
manera que fieles a nuestro legado, déjeme preguntarle si ¿Hay algo más reformado
que hacer en la celebración de la Reforma que, en el caso de los pastores,
seguir predicando expositivamente con toda fidelidad desde sus pulpitos? ¿Habrá
algo más reformado que hacer para conmemorar esta fecha, que acudir a nuestras
iglesias a oír la predicación fiel de la Palabra de Dios? Además, ¿no es de lo
más reformado tener esto como la práctica los 52 domingos del mes?
Así
que el animo a ondear esta bandera otra vez, con más convicción, porque si lo
medita bien, no hay una mejor manera de honrar a Dios esta fecha que haciendo
exactamente lo que procuró hacer cuando de su mano nos dio esa bella época conocida
como la Reforma.
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