viernes, 16 de septiembre de 2011

¿POR QUÉ NO VIENES A ORAR HERMANO?

Cristian estaba confundido y un poco preocupado. La verdad, Cristian no sabía si tenía un motivo de suplica o de acciones de gracias, pues la persona que algún día lo llevó a conocer el evangelio, lo estaba despistando. Así que con el tiempo, me dejó ver una de esas cartas que le envió para que le explicara algunas cosas. Bueno, esas son las cosas que pasan en el Barrio…Juzgue Ud….Martinius Lucanius.



Mi hermano mayor, compañero en la misma fe de Cristo y hermano al que amo, cuantos días hemos pasado juntos manteniendo la fe que se nos encomendó, pero con asombro he visto que has empezado a flaquear. Te he visto estorbado para la oración y me pregunto ¿Por qué un redimido no vendría a orar con sus hermanos? No entiendo, pensé que teníamos las mismas luchas y que ambos necesitábamos desesperadamente de Cristo. Al verte pasar semanas tras semanas sin buscar el rostro de Dios con nosotros, me pregunto si es que no lo requieres, pues estaba convencido que Dios nos había rescatado porque somos débiles y habíamos confesado juntos nuestra total dependencia a Dios y al poder de su gracia ¿Por qué pienso que ya no te sientes tan débil? ¿Eso es firmeza en la fe?

Pero creo entenderte, pues seguramente no hay urgencia en tu alma por hacerlo, pienso que has empezado a valerte por ti mismo y que ya no necesitas tanto de fuerza divina ¿Eso es lo que me decías que era madurez? En cambio, personas como yo no solo sabemos nuestro deber de orar sino que lo necesitamos. No he aprendido a caminar solo, pues constantemente enfrento luchas y pruebas que creo que me hundirán y corro nuevamente en debilidad al Señor. Pero no sé si admirar que ya has aprendido a caminar solo ¿Eso es el progreso en la fe del que me hablabas?


Creo ir entendiendo porque no buscas a Dios con nosotros y es que creo que estas superando eso del pecado ¿Por eso no oras con nosotros? ¿Eso es lo que me decías que era santificación?. Tal vez tu no, pero yo sí que fui un perdido pecador que buscaba su propia justicia y entre mas quería dejar sus pecados, mas bajo caía. Fue una gran noticia aprender de ti que en la comunión de los santos Dios está allí atendiendo nuestras suplicas, hermano, así que no solo no he podido superar eso de pecado sino que más dependiente me hago de la oración ¿Es ese sentimiento la debilidad de la que me hablabas que me iba a llegar?


Posiblemente no fuiste tan malo como yo, y es que no te he confesado cosas que antes hice y sentía y que me hacen orar con regularidad. Debe ser por eso que ya no te entregas a la oración y entiendo que puedas vivir con solo un poco de gracia, pues me decías que vendría un tiempo cuando podríamos ver victoria en nuestra lucha contra el pecado. Lo que no me dijiste es que ese día dependeríamos menos de la gracia de Dios ¿Te entendí mal? Yo no he podido superarlo hermano, aun necesito orar y pienso que no lo hago lo suficiente como para poder ya prescindir de ella.


Te entiendo que no vengas a orar por tu distancia del sitio de reunión, seguramente atravesar largas millas para reunirte con tus compañeros en la fe sea gravoso para ti, pero para mí no mucho ¿Sabes? Solo pienso que el Señor recorrió muchas más millas para encontrarme en mi perdición y salvarme. Hasta hace poco pensaba que había sido así con todos, pero veo que otros estaban cerca de Cristo cuando Él los rescató. Pero yo no hermano, yo si estaba bien lejos y la verdad no entiendo porque mi Señor atravesaría las marañas de mi pecado para traerme a Él. Por ello para mi, querido hermano, no es muchos recorrer millas para encontrarme con Él cada semana. ¿Eras tú de aquellos que no estaban tan perdidos y que Cristo rescató?


Cuando me dices que no vienes a orar con nosotros porque estas ocupado me siento mal, porque me haces ver que los que nos reunimos a orar es porque estamos desocupados. Cuando me dijiste que por tu duro trabajo estabas tan cansado para orar con nosotros, pensé que tal vez yo no trabajo duro y por eso es que yo tengo ánimo de venir a orar. Me desanimó un poco que tal vez pienses así de mí.


La otra vez me dijiste que era tu enfermedad la razón de no venir, y entonces me pregunto si a las reuniones de oración solo van los sanos. Ayer vi a Elen Fermo Piadoso y estuvo entre nosotros con grandes dolores pero oró con nosotros. Seguramente hermano ninguno de nosotros sabe lo que es estar verdaderamente enfermo, pues si lo supiéramos creo que tomaríamos el mismo camino que tu. ¿Quieres que oremos por tus enfermedades o ya lo has superado también?


Pero quiero confesarte hermano, como un cristiano leal, que la verdad si trabajo y me esmero por hacerlo más duro, pero parece que no como tú, porque aun en medio de mi cansancio y enfermedad, me quedan ganas de ir a orar. Algún día sabré lo que es estar tan cansado como para no orar, pero mientras me llega ese día, déjame imitar a nuestro Señor que oraba cuando más cansado estaba y déjame imitar a mis consiervos que me han enseñado a orar llevando grandes dolores sobre sí.


Oramos por ti, pues tal vez lo que esté pasando es que la llama se está extinguiendo en tu alma y nos dolería verte más frío y más independiente de los medios que Dios nos dio para vivir con más ardor para Él. Tal vez vengas esta semana y te aseguro que daremos gracias a Dios por ti y nos llenaras de esperanza para poder seguir acompañándote a la distancia en oración…


Tu hermano menor, Cristian…


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2 comentarios:

  1. Esto es una realidad en la vida cristiana

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  2. ..."yo si estaba bien lejos y la verdad no entiendo porque mi Señor atravesaría las marañas de mi pecado para traerme a Él."

    No es dificil saber a quien se dirige este mensaje...lo dificil es saber quien le conto mis debilidades a Cristian?

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